El gabinete visto desde abajo

|Por David Pike

La crisis política dentro de la coalición gobernante, desatada por la renuncias puestas a disposición por los ministros que responden a Cristina Kirchner, puso en duda la unidad del Frente de Todos. Rápidamente, los actores políticos que no se alinean en el kirchnerismo dentro de la alianza electoral salieron a respaldar al presidente y a medirse para mostrar cuánto pesaba ese respaldo.

El conflicto ya lo había abierto la aplastante derrota electoral y los cambios que ésta generaría. El frágil reparto de espacios de poder dentro del gobierno volvía a ponerse en discusión. A su vez, la dimensión económica arrastraba hace tiempo fuertes debates, y luego de la revisión que la coyuntura obligó a hacer, se puso en discusión la modificación, continuidad, o cambios radicales en los rumbos. Entendiendo que los cargos a ocupar y las medidas a tomar guardan una fuerte relación.


Los movimientos populares en la disputa

La amenaza de quiebre del Frente rompió las reglas con que se venía desarrollando el juego. Los pronunciamientos se sucedieron a posterior y el Movimiento Evita planteó una movilización a Plaza de Mayo para respaldar al presidente. La calle como campo de disputa no podía quedar afuera en los términos en que se había planteado el enfrentamiento, había que escenificar para mostrar la fuerza propia y las debilidades ajenas.

El Movimiento Evita, a través del “Chino” Navarro, leía la correlación de fuerzas producto de la derrota y pedía moderadamente buscar acuerdos con todos los sectores de poder para la generación de trabajo. Por su parte,  Juan Grabois y su Frente Patria Grande reclamaban vender cara la derrota y avanzar con un programa de agenda propia, mientras se mostraban alineados con Cristina Kirchner. En la fuerte exposición que tuvo este último expresó su enojo ante la movilización planteada.

Los movimientos populares que apoyan al Frente de Todos venían de una enorme demostración de fuerza con la marcha de San Cayetano, en una fuerte expresión de clase bajo el “paraguas” de su sindicato UTEP (Unión de Trabajadorxs de la Economía Popular). Esta unidad, construida en la resistencia al macrismo, se fortaleció tras el espanto generado por el reparto de listas que los dejó afuera de los principales lugares. Sin embargo, ante la disputa del sistema político dada la derrota electoral, escenificaron su división y terminaron bajándole el precio a su fuerza social. Sumado a esto, Alberto Fernández pidió públicamente que no se realice la movilización, y la demostración de fuerza la hicieron los movimientos populares de la izquierda opositora.

El nuevo gabinete

Finalmente, el gabinete conformado tiene el objetivo de contener, a través de la política tradicional del peronismo pejotista, a los factores de poder del sistema económico. Al igual que en el reparto de cargos en las listas de las recientes elecciones, en el nuevo gabinete, por fuera de las mejores o peores relaciones con tal o cual ministro, las representaciones de los movimientos populares parecen haber quedado reducidas en el nuevo esquema de poder del gobierno del Frente de Todos.

Aquellos que fueron fundamentales durante el macrismo, especialmente después de su victoria en las elecciones de mediano término, organizando y expresando el rechazo a sus políticas unitariamente en las calles, en la actualidad, con sus divisiones internas y el juego del sistema político, parecen haber quedado debilitados.

Las medidas y el rumbo que tomará el gobierno no parece alentador para los sectores populares si nos guiamos por los cargos repartidos. La amenaza de la derecha fortalecida tras su victoria electoral vuelve oscuro el futuro venidero. Los modelos en disputa parecen quedar desdibujados entre el viejo pejotismo y el ajuste fiscal.