|Por David Pike / Afiche por Emiliano Guerresi
“No puedo sino pronunciar unas palabras de despedida para quienes fueron mis hermanos Carlos Gustavo y Fernando Luis, que eligieron el camino más duro y difícil por la causa de la dignidad del hombre”, pronunciaba el Padre Carlos Mugica en la misa celebrada en la Iglesia San Francisco Solano de Villa Luro para despedir a los líderes montoneros Ramus y Abel Medina. Cuatro años más tarde, el sacerdote de los humildes caería asesinado por las balas de la Triple A a la salida de esa misma institución religiosa.
Fue un 7 de septiembre de 1970, cuando los líderes de la, recientemente pública, organización armada Montoneros tuvieron un enfrentamiento con la policía bonaerense en el partido de Hurlingham. En la zona de William Morris, en la pizzería La Rueda, fueron reconocidos por el dueño de la misma que llamó a la policía. Desde aquel día hasta hoy, todos los 7/9 se celebra el Día del Montonero.
Sus caras estaban en afiches y eran objetivo de la dictadura militar de Levingston, tras el fusilamiento del ex dictador Pedro Eugenio Aramburú cuando en el primer aniversario del Cordobazo, se daba a conocer la que sería la organización revolucionaria más importante de la historia argentina. Montoneros secuestraba a uno de los máximos responsables del Golpe militar de 1955 que había derrocado a Perón y días después lo mataría. Entre las acusaciones que la organización guerrillera le haría a Aramburu estuvo haber sido responsable de los fusilamientos del basural de José León Suarez que había denunciado Rodolfo Walsh en su célebre obra Operación Masacre.
En William Morris, tres meses después caerían muertos por las balas de la policía Fernando Abal Medina, que tras evadir con documentos falsos el accionar policial una vez abierto el fuego contra sus compañeros se defendió arma en mano, y Gustavo Ramus, que vigilaba desde un auto estacionado en la puerta de la pizzería y al reconocer la presencia policial ametralladora en una mano y granada en la otra, pretendió contrarrestar la acción. Del hecho pudieron escapar los otros líderes partícipes de la frustrada reunión, Sabino Navarro y Capuano Martinez, mientras que Luis Rodeiro fue detenido.
Montoneros continuará su existencia y tendrá un vertiginoso crecimiento que la convertirá en el mayor factor de poder de la resistencia acumulada. El acierto de haber leído la historia para construir una organización fiel a su época que pudo transformar el país, será su mayor acierto; mientras que una radicalización alejada del sentir popular sumado a una sobrevaloración de la fuerza propia, serán sus peores errores. En una época donde la militancia se jugaba la vida para cambiar la patria, el proyecto popular sufrió una derrota que tuvo el saldo de 30 mil víctimas. Somos herederos de aquella derrota, la resistencia popular la lleva sobre sus espaldas, mientras tanto la causa de la dignidad continúa vigente.