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Por Federico Di Pasquale*
Hoy, 4 de diciembre, se cumplen dos años del fallecimiento del enorme Vicente Zito Lema. En tiempos en que la deshumanización parece campear bajo las banderas del neoliberalismo, recordar y reivindicar la figura es un acto de resistencia y dignidad. Poeta, abogado especialista en derechos humanos, dramaturgo, filósofo, periodista y militante, Zito Lema fue una de las voces más lúcidas y comprometidas de la cultura argentina. Su vida, atravesada por la lucha, el exilio y la constante reflexión sobre el sufrimiento humano, nos invita a retomar su legado en un contexto de avance de la derecha y crisis social.
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Un intelectual para el pueblo
Nacido en Buenos Aires en 1939, Vicente Zito Lema entendió desde joven que las palabras pueden ser un arma para la transformación social. Graduado como abogado, supo combinar su vocación por la justicia con su amor por las letras. Trabajó en los márgenes donde pocos se animan a mirar, llevando su compromiso al periodismo, el teatro y la poesía. Fue fundador de publicaciones esenciales como Crisis, una revista que dio voz a la cultura nacional y popular en los años 70, cuando el país ya comenzaba a sentir el peso del terrorismo de Estado.
Pero Zito Lema no se quedó en la reflexión teórica: su lucha fue concreta. Fue abogado defensor de presos políticos, de trabajadores y de militantes populares en un contexto de feroz persecución durante las dictaduras. Su militancia lo obligó a exiliarse en 1976, cuando la dictadura cívico-militar intensificó su maquinaria represiva. Desde el exterior, continuó denunciando las atrocidades de un sistema que desangraba al pueblo argentino.
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La poesía como denuncia y salvación
En su poesía, Zito Lema abordó el dolor humano con una sensibilidad que transformaba lo íntimo en colectivo. Obras o disertaciones como Amor, crueldad, locura o el póstumo Fuegos Mentales expresaron el sufrimiento de los olvidados, las víctimas de la violencia estructural y de las dictaduras. Creía profundamente en la dimensión ética del arte y veía en la poesía una forma de resistencia ante la barbarie.
Su relación con los grandes pensadores del siglo XX también marcó su obra. Zito Lema fue amigo de Enrique Pichon-Rivière, de Alfredo Moffat, padres de la psicología social en la Argentina, y de intelectuales como Juan Carlos Onetti y Haroldo Conti. Estos vínculos lo conectaron con un pensamiento crítico que nunca abandonó la perspectiva de clase y que hoy es imprescindible retomar frente al vaciamiento cultural promovido por las políticas neoliberales.
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Un legado para resistir el neoliberalismo
En el contexto político actual, donde figuras como Javier Milei promueven un modelo de país basado en la privatización de los bienes comunes, el desmantelamiento de los derechos laborales y el empobrecimiento masivo, el pensamiento y la obra de Vicente Zito Lema adquieren adquirieron una vigencia insoslayable.
Zito Lema denunciaba lo que hoy vivimos: un sistema que arrasa con los lazos de solidaridad y transforma a las personas en mercancías. Frente a la apatía inducida por el mercado, su poesía nos recuerda la necesidad de recuperar el sentido de comunidad. Frente al vaciamiento de la educación pública y la cultura, su ejemplo nos empuja a reivindicar espacios de pensamiento crítico y creación colectiva.
Si estuviera hoy entre nosotros, Zito Lema seguramente se alzaría contra las políticas que intentan reducir todo a una lógica de mercado. Combatiría el discurso del odio con la potencia transformadora de la palabra y la acción. Su vida y su obra nos enseñan que la lucha por la dignidad humana no es solo una opción ética, sino una obligación histórica.
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La importancia de retomar su legado
En épocas donde la derecha busca imponer un modelo de exclusión, recordar a Vicente Zito Lema no es un acto meramente nostálgico, sino profundamente necesario. Su obra nos interpela a actuar, a resistir, a no ceder ante la tentación del conformismo.
Hoy, más que nunca, debemos recuperar su ejemplo para construir un país donde el arte y la cultura sean herramientas de liberación, no productos de consumo. Donde los derechos humanos sean la base de toda política y no un obstáculo para el “progreso” neoliberal.
Porque como decía Zito Lema, la palabra y la justicia van de la mano.
Recordar a Vicente Zito Lema es, en última instancia, un acto de insubordinación. Es alzar la voz por aquellos que no pueden hacerlo. Es demostrar que, incluso en los tiempos más oscuros, siempre habrá quienes elijan la justicia, la belleza y la lucha por un mundo mejor.
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*Licenciado en Filosofía
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