Por Federico Di Pasquale
Otra vez son los estudiantes los que están ensayando formas de organización y resistencia, mientras la dirigencia, desde la luna política, se pelea en internas y luchas intestinas que no parecen comprender la devastación del país; la crisis social, económica.
En este contexto, los radicales -salvo algunos- han comido asado con sangre de jubilados, han claudicado banderas históricas, tienen precio, prostitutos del poder, lamebotas del psicópata que nos gobierna. “Chi chi chi amo” decía un viejo dibujo animado. Los pibes y pibas tomando universidades, cocinando para las madres, ensayando formas pacíficas de resistencia, los profes dando clases públicas. Los demás, los gremios, la lucha organizada, no lucha nada. De gremios les quedó el nombre y la estructura, más acomodaticia que luchadora.
Entiendo que es complicado porque Milei, a pesar de la pobreza y el hambre, a pesar de los despidos, sigue teniendo una imagen positiva para un amplio sector, fenómeno que tiene que ver con las nuevas formas psicopolíticas del poder neoliberal, inmaterial y financiero. Ya no hay sociedad disciplinaria, sino que el capitalismo neoliberal no dio el paso hacia el comunismo, sino hacia un sistema tan inteligente, tan smart, que cada cual es esclavo en sí mismo mientras se cree libre.
Por eso, pensar el poder en los viejos términos, en las viejas oposiciones, con viejas categorías no está sirviendo. Y la política cuando es dogmática no piensa, sólo tiene compañeros o traidores. Pero el poder ya no es el poder coercitivo, ya no es el cuerpo, sino el alma. Han construido un alma esclava donde cada cual creyendo en la libertad sin límites, en lo ilimitado de las opciones de consumo, pudiendo reinventarse en la vida, en realidad está completamente dominado por el sistema antes de poder tener conciencia de ello.
Damos datos, subimos a las redes nuestra vida, intereses, ya no hacen falta espías ni servicios de inteligencia; solitos damos la información para que antes que nos demos cuenta ya hayan dirigido nuestra vida como quiere ese poder financiero inmaterial. Si nos va mal, nos deprimimos porque pensamos que es culpa nuestra, así es imposible organizar una revolución, lo comunitario.
Han hecho muy bien su trabajo. Pero la oposición a eso sigue pensando en capital/trabajo y en lucha de clases, y en categorías que ya no explican nuestro mundo. Obvio que el filósofo crítico asume el riesgo de ser tildado de posmo y de todas las cosas que la política “bíblica”, porque no se discute sino que se acatan doctrinas y principios, suelen decir cuando alguien genera preguntas más que respuestas.
Hoy nos gobierna la BIG DATA, no tiene cara, es capital financiero, cada uno lo tiene introyectado en su psiquis y, como dijo Margareth Thatcher, el neoliberalismo tenía una herramienta económica para crear una forma de ser, un alma. Nosotros nos volvemos empresarios de nosotros mismos, trabajadores y jefes a la vez, ofrecemos sin que nos pidan la información que necesitan, direccionan nuestra vida antes de que nos demos cuenta. Nos sentimos libres, en redes democráticas, mostramos la intimidad, las opiniones, los deseos. No necesitan mucho más. Obvio que siguen reprimiendo, encarcelando, pero hoy el control no es como en la sociedad disciplinaria que describe Foucault, el poder que nos caga es nuestra propia subjetividad.
La Reforma del 18
Frente a la lucha de los estudiantes universitarios es importante recordar la Reforma e historizar un poco. En 1916 se elige por vez primera la Presidente de la Nación mediante el voto “universal”, secreto y obligatorio, aunque sabemos que las mujeres no votaron hasta que lo consiguió Evita. Las mujeres no tenían derecho al sufragio. La UCR y su candidato Hipólito Yrigoyen triunfaron en forma clara. Marcó la llegada al poder de la clase media y evidenció la movilidad social producida en las familias inmigrantes cuyos hijos ya desempeñaban profesiones liberales o tenían pequeños comercios o industrias.
Yrigoyen intentó consolidar el dominio interno de la UCR contra sectores conservadores y de otros partidos. No tenía mayoría en el Congreso y el Poder Judicial era puramente conservador. Combatió a las viejas oligarquías de las provincias. Intentó disminuir el poder de los monopolios extranjeros y mantener un control estatal sobre las fuentes de riqueza. En 1919 elevó al Congreso su defensa del Petróleo y en 1922 creó YPF. Los ferrocarriles con la misma soberanía. Defendió la no intervención norteamericana.
Pero la UCR no introdujo modificaciones sustanciales en la estructura Argentina ni mejoras para la clase obrera y los conflictos gremiales y de trabajadores se intensificaron. En 1917, los obreros de los frigoríficos que pedían 8 horas de trabajo y el pago de las horas extra fueron a la huelga y los portuarios se sumaron. Los dueños de los frigoríficos pidieron a Yrigoyen que intervenga, y él mandó a la Marina para romper la huelga. En 1919 terminó con la “Semana Trágica” del 6 al 13 de enero. El paro de una metalúrgica de Buenos Aires terminó en choques violentos que dejaron muchas muertes. Los disturbios y la represión se recrudecieron el día del cortejo fúnebre de Nueva Pompeya a Chacarita. Yrigoyen pasó el mando de la ciudad a Dellepiane y el 10 se proclama una huelga general. Una represión tremenda. Dos años después en una huelga de peones rurales de Santa Cruz, el Presidente envió a reprimir a Varela por el pedido de la Sociedad Rural local y fusiló a decenas de huelguistas. En 1923 Varela fue ajusticiado por un anarquista.
Con toda esa convulsión social se da la Reforma Universitaria, en 1918 había nacido la Federación Universitaria Argentina, creada para canalizar las aspiraciones estudiantiles. El movimiento Reformista comenzó en Córdoba y se extendió a otras casas de estudios de toda la Argentina. Querían la actualización científica y la renovación de las ideas y las estructuras, la participación de los estudiantes en la dirección de la universidad, el quite de las estructuras vetustas conservadoras de esos viejos con olor a naftalina, camarillas de profesores retrógrados que dominaban los claustros en alianza con clases dominantes de poder. Ese espíritu, esa estructura es la que hoy los pibes están defendiendo en las universidades, esa capacidad de tomar decisiones, de participar, de formar parte del poder universitario.
Milei quiere Semana Trágica. Quizá sueña con un mundo viejo en donde Leopoldo Lugones esté de moda o Evaristo Carriego o Manuel Galvez, quizá no sepa del suicidio de Alfonsina Storni. Es un tipo que haciendo uso de las nuevas formas inmateriales del poder neoliberal, de la psicopolítica, sin embargo, quiere vivir en aquellos años. Bastante perdido el muchacho.