17 de Octubre: El día que la CGT llegó tarde

Por David Pike Lizárraga

Hasta que la CGT realizó un paro general, diez días habían pasado desde que Perón fue obligado a renunciar, seis días desde que había sido detenido y tres días desde que los trabajadores habían comenzado a movilizarse. Cuando la vieja guardia sindical se animó a llamar a la huelga, lo hizo para el 18 de octubre de 1945. Un día antes “el subsuelo de la patria sublevada” liberó a su líder; la bomba del descontento explotó en la cara de los principales dirigentes de la central obrera, habían llegado tarde.  

Ninguno de ustedes ignora que el momento es sumamente grave pues corremos el riesgo de perder el control del movimiento obrero que tanto trabajo nos ha costado organizar. Las masas obreras, para que vamos a negarlo, nos están arrollando en forma desordenada”, afirma desesperado Ramiro Lombardi de la Unión Tranviarios, en la reunión del Comité Central Confederal de la CGT, pasadas las ocho de la noche del martes 16 de octubre. Otros opinan diferente, los dirigentes de la poderosa Unión Ferroviaria son los más obtusos,  Juan José Perazzolo advierte “que los trabajadores no debemos tomar actitudes apresuradas”

Aquella reunión terminó llamando a la huelga general para el 18 de octubre con un tanteador de 16 a 11 votos, la moción derrotada quería continuar el diálogo con el gobierno militar. El paro es convocado “en defensa de las conquistas obtenidas y las por obtener”, sin nombrar a Perón. Seguramente el peso de una tradición de autonomía de las organizaciones de trabajadores hacía difícil a las viejas tendencias convocar en nombre de un militar (*)

Corrían ya dos años de la dictadura militar que había puesto fin al gobierno de Castillo y a la llamada Década Infame del fraude patriótico. Dentro del gobierno dictatorial se destacaba la figura de Juan Domingo Perón que desde la Secretaría de Trabajo y Previsión venía sancionando varios derechos que los trabajadores venían reclamando hacía muchos años, como el aguinaldo, las vacaciones pagas, la indemnización, entre otros. 

Diez días antes: la renuncia.

Un acuartelamiento militar en Campo de Mayo, el creciente conflicto con los estudiantes universitarios y la multitudinaria “Marcha de la Constitución y la Libertad” son los hechos que terminan de desencadenar la crisis política del gobierno militar conducido por Farrell. El 09 de octubre de 1945 es obligado a renunciar su vicepresidente, ministro de Guerra y secretario de Trabajo y Previsión, Juan Domingo Perón; buscando calmar los ánimos de la oposición militar, social y política.   

En la noche de ese mismo día, una reunión de dirigentes sindicales define que una comitiva visite a Perón el día siguiente por la mañana. Entre ellos está Luis Gay, dirigente de los trabajadores telefónicos de larga trayectoria gremial, quien será secretario general de la CGT a inicios del gobierno de Perón hasta que su defensa de la autonomía sindical le cueste el puesto. Gay y los demás dirigentes sindicales definen junto a Perón realizar un acto de despedida ese mismo día en las puerta de la Secretaria de Trabajo y Previsión.   

Una multitud de más de 70 mil trabajadores se concentraron para escuchar a Perón. Este les dirá que “la emancipación de la clase obrera está en el propio obrero” y que “venceremos en un año o venceremos en diez, pero venceremos”. Sin embargo, el líder les pide calma a los trabajadores congregados, “cumplan con lo que es nuestro lema de siempre: del trabajo a casa y de casa al trabajo… Hemos de luchar con inteligencia y organización, y así, el triunfo será nuestro”.

Seis días antes: la detención 

Perón estaba en su casa de la calle Posadas, cuando fue detenido. Una comitiva lo trasladó hasta un buque y de allí a la prisión de la Isla Martín García. Enseguida se inician las primeras reuniones sindicales, en ellas está presente el dirigente del gremio de la carne, Cipriano Reyes, la idea de declarar un paro general inmediatamente comienza a resonar.

Desde su prisión, Perón le escribe a Evita dos cartas. En la primera le dice, “desde que me “encanaron”, no hago sino pensar en lo que puede producirse si los obreros se proponen parar, en contra de los que les pedí”. En su segunda carta, mucho más afectuoso, afirma que “en cuanto me den el retiro, me caso y me voy al diablo”.

Tres días antes: comienzan las movilizaciones

El lunes 15 de octubre sucede la primera reacción, los trabajadores azucareros tucumanos declaran la “huelga general revolucionaria” y paralizan todos los ingenios. En Buenos Aires, en la zona de Berizzo, los trabajadores de la carne conducidos por Cipriano Reyes se movilizan por las calles del barrio al grito de “Viva Perón”.

Mientras tanto, en la tarde de ese lunes, los principales dirigentes de la CGT encabezados por su secretario general Silveiro Pontiero se reúnen con el nuevo ministro de Guerra, el general Avalos, y este les asegura que las conquistas sociales serán respetadas. También afirma que Perón no se encuentra detenido, sino resguardado por su seguridad.

El martes 16 crece la lucha, los trabajadores del Chaco declaran la huelga y las manifestaciones se repiten en el centro porteño, Avellaneda, Rosario y distintos puntos del país. Ese día a la tarde noche se reúne finalmente el Comité Confederal de la CGT que declara el paro para el jueves 18.

Un día antes: el subsuelo de la patria sublevada    

Por recomendaciones médicas, sumadas a la presión popular, Perón es trasladado de la Isla Martín García al Hospital Militar de Palermo en horas de la madrugada. Desde todos los rincones del conurbano y los barrios periféricos de la Capital, la multitud avanza hacia el centro porteño y de ahí al Hospital Militar. Por la tarde las masas obreras se dirigen a Plaza de Mayo y no se irán hasta que Perón sea liberado.

Desde el balcón de la Casa Rosada, el líder se dirige a la multitud: “trabajadores”, entre ellos ya no hay mediadores. La victoria popular es histórica y el paro general será efectivo, pero solo servirá para que los obreros descansen por el esfuerzo realizado el día anterior. Las advertencias no habían dado fruto, la CGT llegó tarde a su cita con la historia.

(*) Las citas son tomadas de los libros “Sindicalismo y Peronismo” de Hugo del Campo y “El 17 de Octubre” de Norberto Galasso.