|Por Paula Farbman

Ayer, la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores (FACCyR), perteneciente a UTEP, realizó una jornada en las puertas del Congreso para presentar el proyecto de ley denominada como Ley de Presupuestos Mínimos de Gestión Ambiental de Envases y Promoción del Reciclaje Inclusivo para prevenir y reducir el impacto de los envases sobre el medio ambiente alentando su reutilización y reciclaje.

La profundización de la crisis en 2001, el desempleo y la pobreza, acentuaron la recolección de residuos informal, que venía creciendo desde la mitad de la década del noventa, como forma de trabajo, donde plásticos, cartones y otros envases reciclables son revendidos para subsistir. En poco tiempo, la actividad se vió organizada bajo las primeras cooperativas de recuperadores urbanos y se creó MTE (Movimiento de Trabajadores Exclusivos), una organización que, entre otras cosas, amparó a cartoneras y cartoneros de sobornos con la policía para estar en la calle y generó un espacio de lucha y construcción colectiva.

De cartonerxs a recuperadores urbanos: así lo marcó la Ley 992/02, donde quedaron derogadas las ordenanzas que prohíben su labor, dando lugar a una serie de medidas políticas y legales donde se los comenzó a reconocer e incorporar al servicio público de recolección de residuos.

A veinte años de la creación de MTE y las cooperativas que se desprendieron en esa misma época, el gremio, que lleva varias luchas ganadas, busca, a través de la Ley de Envases con inclusión social, generar cambios en la etapa de la producción de envases. La intención es generar más puestos de trabajo y causar un impacto en materia medioambiental con la disminución de plásticos de un sólo uso y  creando nuevos envases con mayor reciclabilidad, facilitando así el trabajo de cartoneros y cartoneras.  

En el marco de la presentación del proyecto de ley, el presidente de FACCyR, Sergio Sánchez enunció, “Tenemos una gran cantidad de compañeros y compañeras que encontramos un cambio, que fuimos reconocidos, porque cada compañero que tira un carrito y lleva un bolsón no es un entierro, es cuidar el medioambiente”, destacando la importancia de reciclar, en contraposición a la cultura del entierro en basurales a cielo abierto, donde se disponen residuos sólidos de forma indiscriminada, sin control de operación y con escasas medidas de protección ambiental.


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Esta ley subraya la Responsabilidad Extendida del Productor (REP) para que se ponga en valor los costos ambientales en relación a los envases de los productos. Se propone que estos deberían ser diseñados con un mayor nivel de reciclabilidad y plantean la creación del Sistema Nacional de Gestión de Envases (SINAGE) para que aplique programas nacionales y articule con sistemas de gestión local  en relación a la reintroducción de los materiales reciclables en el sistema productivo.

Entre otros puntos, la Ley de Envases expone una problemática que nos atraviesa desde hace décadas como consumidores, que requiere de un tratamiento urgente. Es importante destacar que esta ley apunta, en primer lugar, a las empresas como los grandes generadores de basura, y que sean estas las principales responsables legales que deban tomar cartas en el asunto. Pero, además, un Estado presente que regularice las formas de producción y brinde información útil a la sociedad, para que el reciclaje no pase por una decisión individual, sino colectiva.