Por David Pike

En el partido de La Matanza, más precisamente en González Catán, se encuentra el Barrio 17 de Septiembre, al cual las y los vecinos llaman “La 1001” por la numeración de la ruta donde queda. Un barrio nacido por la necesidad y que a partir de una ocupación fue construido por su propia comunidad. En la actualidad, con la presencia de varias organizaciones populares y la fuerte organización de sus habitantes, alimenta la esperanza de construir un lugar digno donde vivir. Allí las Organizaciones Libres del Pueblo (OLP) , integrante de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), construye un Polo productivo, social y cultural y Diego Markus, referente de la organización, nos cuenta de esta experiencia organizativa.

Los vecinos están organizados, es un barrio de economía popular que va a crecer con una economía distinta. Es un barrio muy particular, que está en una zona del corazón de la Matanza”, cuenta el referente sobre la “1001”. “Se labura por el barrio, si hay que poner los postes de luz, se junta plata y se ponen postes, se hace lo que sea. El otro día se prendió fuego una casilla, explotó una garrafa y todos los vecinos pudieron salvar todo para que no haya heridos, y ahora juntaron plata, materiales y lo que no tienen para poder reconstruir la casa. Entre los vecinos se ayudan y el barrio se va formando así”

El Polo, productivo, social y cultural en construcción, cuenta Diego Markus, busca potenciar el trabajo en el barrio. “A través de la obra que se está llevando a cabo, vamos a centralizar en un mismo espacio físico las distintas experiencias productivas, sociales y culturales de la economía popular para fortalecer al barrio y a la organización comunitaria, generando trabajo digno y mejores condiciones de vida para las y los compañeros. Cuando encaras estos proyectos tocas intereses y a los mismos de siempre le molesta que la gente se organice"

“Desde hace varios años en La Matanza, venimos trabajando desde la economía popular y los sectores más marginados para la creación de proyectos autogestivos en conjunto con programas de trabajo. Atendemos en simultáneo las demandas básicas de la comunidad y la niñez, principalmente en el área alimentaria. Tenemos decenas de comedores y merenderos comunitarios donde asisten miles de familias en los tres cordones del distrito”, cuenta el referente.

Diego comenta que estos espacios "están desbordados con la cantidad de gente, se originaron como comedores y merenderos infantiles, venían los niños y se les daba una copa de leche, una comida y apoyo escolar. Ahora, con lo que fueron los cuatro años de Macri sumado a la pandemia, estos espacios se convirtieron en lugares donde asiste toda la familia entera, come o retira la comida y ese es el sustento fundamental para que puedan alimentarse. Todos los espacios superan al mínimo las 100 familias que retiran, hasta algunos que retiran 500 familias”.