Por David Pike

A unas cuadras de Puente Saavedra por la colectora de General Paz, se escuchan las trompetas y los bombos, al acercarnos al Club Banco Nación se ven flamear las banderas de las y los bancarios y se hacen notorias las pecheras de la CGT, parece una protesta gremial más, pero un buen observador nos hace notar la presencia de las familias del club que con hojas impresas en mano se sacan fotos con el hashtag #YoTeBancoNación. Gremialistas, deportistas y vecinos/as se unen para abrazar a su club social y deportivo y defenderlo del pedido de quiebra de la justicia que amenaza su existencia.

La continuidad es muy importante porque albergamos muchas familias, no solamente empleados bancarios, sino también de la zona de Vicente López y creemos que el Club tiene que estar a disposición de la sociedad y no tiene que prevalecer un negocio inmobiliario ante las necesidades de la gente”, comenta Rodrigo Graña, presidente del Club Banco Nación.  “Es un club centenario, de 111 años, que albergó a muchos de deportistas importantes, a Hugo Porta, Carolina Mariani, Paula Pareto, Jorgelina Rimoldi, Fabián Tunes, que es el Secretario de Deportes del Municipio y así te puedo seguir diciendo infinidad de deportistas”, comenta orgulloso.

Primero fueron los tarifazos, luego la pandemia, la destrucción de los clubes continúa. El sistema económico-jurídico argentino se quiere quedar con las tierras de un club que a cumplido un rol social para los trabajadores del banco y para la poblacion que ha pasado por aca fundamental, es uno de los pocos que ha sobrevivo al genocidio de los clubes en argentina y como no alcanzo para destruirlo, ahora lo atacan por el valor de su tierra”, nos dice Pablo Puebla, referente de la organización popular OLP-UTEP que se acercó solidariamente a acompañar el reclamo.

El Club Banco Nación en este momento está atravesando una difícil situación jurídica”, afirma su presidente. Rodrigo Graña cuenta que un abogado de la empresa inmobiliaria Huth SA, que hace unos años compraron unas tierras del club por un valor irrisorio en una acción aparentemente fraudulenta, consiguió que la justicia le regulara honorarios por 16 millones de pesos y si bien, en un principio se había ordenado que no podía pedir la quiebra del club, finalmente la Cámara Comercial interpretó lo contrario.

Rodrigo compara la situación del club con el caso de Vicentín, “una empresa que debe más de 20 mil millones de pesos al Banco Nación no quebró y hoy, a una institución civil como la del Club le piden la quiebra por 16 millones de pesos”. “Nos parece que es una barbaridad, es algo que el club no puede pagar, pero así y todo creemos en la justicia, que va a doblegar sus esfuerzos y va a resolver a favor de la institución centenaria”, dice esperanzado.

Pablo Puebla cuenta como el club “puso a disposición esta institución para que podamos discutir las políticas del sector de la economía popular, vamos a ser solidarios con nuestros trabajadores, la solidaridad del pueblo con el pueblo”. Por ello tantos como Pablo se han acercado en esta convocatoria para abrazar al club de las y los bancarios. Un salón donde más de une ha festejado su casamiento, un quincho donde otres han compartido un asado, una pileta, un tatami y tantas canchas: fútbol, rugby, voley, tenis; generaciones que unen su historia a la de este club centenario amenazado en plena pandemia con cerrar sus puertas. Unes y otres, todes saben que el amor al Club siempre vence.