Por Paulo Giacobbe
Se cumplieron tres meses del ataque de Gendarmería con un cartucho de gas lacrimógeno al fotoperiodista Pablo Grillo en una marcha por los jubilados. El atacante fue identificado; se trata del cabo Héctor Jesús Guerrero, quien disparó violando los reglamentos generales para el uso de esas armas. Dichos proyectiles, disparándolos como los disparó, pueden causar la muerte. La propia Gendarmería lo informó al Juzgado Criminal y Correccional Federal N° 1, a cargo de la jueza María Servini, cuando aportó información sobre el uso de pistolas lanzagases Federal y Halcón: “jamás se debe dirigir el arma a una persona, ya que en caso de impacto podría producir lesiones graves o incluso la muerte”.
El 2 de junio, el Cuerpo Médico Forense presentó un informe en la causa y concluyó que las heridas de Pablo son “graves y gravísimas” producto del disparo que puso en peligro su vida de un modo “real y concreto”. Pese a esto, Guerrero no ha sido llamado a declarar y se desconoce si continúa en funciones. El domicilio procesal del gendarme es en la Avenida Antártida Argentina 1480, piso 6, Edificio “Centinela” – Dirección de Asuntos Jurídicos de la Gendarmería Nacional. Lo defiende la propia fuerza represiva.
Desde la querella de Pablo Grillo, integrada por el CELS y la Liga Argentina, pidieron la imputación de Héctor Guerrero y que “se investigue la responsabilidad penal de la ministra de Seguridad Nacional, Patricia Bullrich; del Director Nacional de Gendarmería, Claudio Brilloni; del jefe del Destacamento Móvil 6, Héctor Ferreira y del jefe del Comando Región I, Marcelo Porra Melconian, entre otras autoridades involucradas en el diseño del operativo, la transmisión de órdenes y la supervisión del accionar de las fuerzas de seguridad desplegadas en las inmediaciones del Congreso contra manifestantes”, tal como expresaron en un comunicado.
Ese maldito día
Después del ataque sufrido el 12 de marzo, Pablo Grillo fue internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El proyectil le impactó en la cabeza y su estado al llegar al hospital era grave y reservado. Los canales de noticias repitieron esas imágenes durante toda la jornada. Habían pasado quince minutos de las ocho de la noche cuando la ministra de Seguridad Patricia Bullrich salió al aire en La Nación Más, convocada por Luis Majul, para justificar la represión. Sobre Pablo, dijo: “Uno de los que está preso que dicen es un periodista estaba en el Ministerio de Justicia y era candidato de Lanús de Julián Álvarez, ese es uno de los periodistas que dicen que está preso, que se llama Pablo Grillo. Es un militante kirchnerista que hoy trabaja en la Municipalidad de Lanús con Julián Álvarez”. Esa fue su primera declaración. “Vamos a hacer una demanda (contra los manifestantes) que va a tener una serie de figuras penales”, aseguró sin privarse de soltar su latiguillo de campaña: “el que las hace las paga”.
En ese momento, Pablo no estaba preso, estaba siendo intervenido quirúrgicamente por primera vez, en lo que sería el comienzo de una serie de intervenciones. Esa misma noche, Fabián Grillo, el padre de Pablo, al enterarse de lo dicho por Bullrich, salió con su angustia a la puerta del Ramos Mejía y le contestó: “agradezco el interés, somos una familia de militantes y con orgullo lo decimos: la militancia no es mala. Porque me enteré de lo que está diciendo la bazofia esa de la borracha que tenemos como ministra. Ser militante es un orgullo”. En la televisión se ve detrás de Fabián una persona con la cabeza gacha que le pone una mano en el hombro y luego aparece otra mano, caricias que acompañan. Fabián entonces explicó que Pablo es militante y fotógrafo: “Él documenta, siempre documenta. Lo que sí, por una borracha hija de puta y un descerebrado que habla con un perro muerto, que mandan a matar, es que está corriendo peligro mi hijo. La situación es grave, lo están operando, hay que esperar. Es muy grave”.
El vocero presidencial y legislador electo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Manuel Adorni, defendió la represión victimizandose: “El diálogo con la familia quedó roto cuando el padre acusó a Bullrich de ser cómplice”. A los ocho días de terapia intensiva, Pablo pudo decir “hola, viejo” y Fabián dio otra conferencia de prensa en la puerta del Ramos Mejía: “Yo creo que no cortamos un diálogo que no existió, nunca nos llamaron. Lo mío fue una respuesta a una declaración mentirosa de Bullrich. Aunque estoy dispuesto a escucharlos, aunque no sé cómo reaccionaré”. Sobre el gendarme Guerrero dijo que “es una herramienta. Hasta me entristece que haya gente dispuesta a eso por un sueldo”.
El prontuario de Bullrich
Patricia Bullrich, en declaraciones a la prensa, continuó desmintiendo la realidad: “Todos los gendarmes tiran como tienen que tirar”. La cosa era de locura total porque ella decía eso en la televisión y de fondo las imágenes mostraban a Guerrero disparando a Pablo Grillo, directo. Un dislate. Ese modo de confundir no es nuevo para Bullrich. En su anterior paso por el mismo ministerio, pero bajo la presidencia de Mauricio Macri, obró de igual manera con los asesinatos de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel. Sobre Maldonado, una de sus últimas declaraciones fue en el debate presidencial de 2023, aspirando a ocupar el sillón que ahora ocupa Javier Milei, cuando dijo que los gendarmes de ese operativo habían sido absueltos y por eso reivindicaba su accionar. Sergio Maldonado, hermano de Santiago, le contestó: “Sos una mentirosa, Patricia Bullrich. Los gendarmes no están absueltos, siguen imputados. ¿Cómo van a ser inocentes si todavía no hubo juicio?”.
El caso de Rafael Nahuel fue distinto, tuvo juicio. Juan Obregón, Sergio García, Sergio Cavia, Carlos Sosa y Francisco Javier Pintos, integrantes del grupo Albatros de Prefectura Naval Argentina, fueron condenados por “homicidio agravado con exceso en la legítima defensa”. Las penas fueron leves, entre cuatro y cinco años de prisión. No se llegó más arriba.
Pero las declaraciones delirantes de la ministra no se limitan sólo a defender a las fuerzas represivas que lidera. En la desaparición de Loan Peña, de cinco años, aseguró que iría a la provincia de Corrientes “con equipos radiológicos para ver la panza de animales; voy a ir con todo, porque hay que ir con todo. Hay yacarés, hay pumas, hay de todo”. Se desconoce si realmente lo intentó, pero Loan continúa desaparecido y la Fiscalía Federal de Goya solicitó el juicio para siete personas que están acusadas de la sustracción y el ocultamiento de Loan. Muy lejos de la panza de un animal.
La reacción del presidente siempre fue respaldar a Bullrich. El 14 de marzo, en un acto en Expoagro, la sentó a su lado: “Los buenos son los de azul, y los hijos de puta que andan con trapos en la cara y rompen autos, queman autos y amenazan a toda la gente porque no quieren perder sus curros, esos son los malos y esos son los que tienen que ir presos y los vamos a meter presos.”. El apoyo a Bullrich incluyó despedir en abril al fotógrafo Kaloian Santos Cabrera, que trabajaba desde el 2012 en la Secretaría de Cultura. Da la casualidad que sus fotos permitieron identificar al cabo Guerrero como autor del disparo.
En el operativo represivo del 12 de marzo intervinieron cinco fuerzas coordinadas entre sí. Para justificar la violencia, desde el gobierno hablaron de un intento de “golpe de estado”. Ciento catorce personas fueron detenidas arbitrariamente y fueron liberadas de inmediato por la jueza Karina Andrade. Patricia Bullrich la denunció penalmente por los delitos de Prevaricato, Incumplimiento de los Deberes de Funcionario Público y Encubrimiento Agravado. Según informó el CELS, ese día hubo 20 personas hospitalizadas, que son quienes presentaron heridas de mayor gravedad, entre ellas Pablo. Beatriz Blanco, de 81 años, fue agredida por un policía de la Federal y golpeó su cabeza contra el piso. Jonathan Leandro Navarro perdió la visión de un ojo por un disparo de un integrante de Prefectura. “El operativo dejó heridas de balas de goma, personas con contusiones en la cabeza y en las piernas, heridas en el rostro. El Sindicato de Prensa de Buenos Aires registró más de 20 trabajadores de prensa afectados por la represión”.
En otras represiones del gobierno de Milei ocurrió lo mismo. El 1° de febrero de 2024, Matías Auferi recibió un disparo de bala de goma a corta distancia y perdió la visión de un ojo, de nuevo la Policía Federal. En otra marcha hubo más de 600 heridos y 33 detenidos. La multiplicidad de fuerzas represivas que actúan de la misma manera debería significar algo para el poder judicial. Los jubilados siguen yendo todos los miércoles al Congreso a manifestarse y son reprimidos.
Alerta Grillo
Pablo Grillo es del barrio de Remedios de Escalada, Lanús, provincia de Buenos Aires. Sus familiares, vecinos y vecinas, amigos y amigas, todos los viernes a las 19 hs realizan un semaforazo de dos horas en la Plaza Mariano Moreno, a metros de la estación de tren. Alientan a Pablo en su recuperación y piden justicia. Desde hace un tiempo acompañan la acción con música en vivo.
Al cumplirse un mes, organizaron un festival en esa plaza, donde Pablo jugaba de niño. En un video proyectaron los apoyos del barrio, de fotógrafos y periodistas, de trabajadores del Hospital Evita de Lanús, donde Pablo también trabajaba, y de personalidades varias. https://www.youtube.com/watch?v=mupfny8KQ9U
Ricardo Bochini, quien lo saludó en ese video, lo visitó en el hospital. Pablo es hincha de Independiente, su padre lo llevaba a la cancha a babucha, junto a su hermano de la mano. En ese festival habló Fabián: “Todo este amor le está llegando a Pablo, lo sé porque es parte de su recuperación”. Pablo miró los videos de ese día y quedó asombrado. Fabián además resaltó el rol del hospital público, el Ramos Mejía, que le salvó la vida a su hijo, al tiempo que pidió la acción de la justicia: “Espero que con esta movilización logremos un Nunca Más a la violencia institucional y a la mentira, esto es todo lo que está bien y se opone a todo lo que está mal”. Fabián no tenía más palabras para agradecer, y en Escalada están plantados, no es fácil callar a las y los Grillo porque son muchos, dicen.
Al cumplirse dos meses se realizó otra actividad: semaforazo y recital. Pablo lo pudo seguir por videollamada. Era increíble ver cómo lo saludaban y las reacciones que ese contacto generó entre las y los presentes. Lágrimas, abrazos, risas, todo tipo de emociones mezcladas. La desesperación de verlo y el canto permanente para que vuelva al barrio. En un minúsculo rectángulo de luz, ahí estaba Pablo paseando en su plaza. Para estos tres meses se espera lo mismo, festival y guiso en la plaza de Escalada, porque los semaforazos no se frenan ni por lluvia. Cuando el 16 de mayo la tormenta no aflojaba y el alerta meteorológico recomendaba quedarse en la casa, en Escalada se prendió la alerta Grillo. Y ahí estuvieron gritando bajo el agua. Los viernes son así.
Recién a los 55 días de luchar en terapia intensiva, Pablo pudo salir a tomar aire y sol, unos minutos, en una terraza del hospital. Después de varias intervenciones quirúrgicas, dos para salvarle la vida, pudo salir de Terapia Intensiva el 3 de junio por la mañana y en una camilla lo subieron a una ambulancia. Ahora continúa otra etapa de su internación en el Hospital de rehabilitación Manuel Rocca. “Va a estar realizando un tratamiento y atención multidisciplinaria e integral producto del disparo que le ocasionó un traumatismo craneoencefálico. Tiene secuelas y se espera que con la rehabilitación pueda recuperar la mayor funcionalidad e independencia posible. Actualmente está en periodo de adaptación”, informó en un comunicado la familia. “Superó una etapa aguda/crítica. Ahora comienza una nueva batalla. Gracias eternas”.
Si se le pregunta a la inteligencia artificial cuántas horas hay entre el 12 de marzo y el 3 de junio, va a dar un número exacto pero irreal. La respuesta va a ser distinta al peso de las horas vividas por Pablo, por su familia, amigas y amigos, por sus vecinos y vecinas. Por sus pares y por quienes no lo conocen, que esperan cada parte diario de su salud y exigen justicia.