|Por Paula Farbman
¿De quién es la tierra? ¿De quién la compra o de quien la trabaja? Con más de 16 años en el rubro textil y trabajando junto al barrio, la cooperativa Nueva Generación de Avellaneda, resulta amenazada por el pedido de desalojo de la propiedad para que el nuevo dueño haga un negocio inmobiliario. En diálogo con una de sus integrantes, Lorena Enrique, nos cuenta la historia y actualidad.
¿Cómo y cuándo nació este proyecto?
Nosotros acá vinimos en el 2005. Era un baldío, una fábrica de cajones o de goma, algo así. Lo compramos de buena voluntad, con unos ahorros que teníamos. Veníamos de un movimiento social y ya veníamos pensando cómo encarar el tema del trabajo. Venimos de la época de Kosteki y Santillán. Mi primo fue uno de los primeros heridos en el pecho el día 26 de junio. Entonces como que ya estábamos un poco cansados de poner el cuerpo y no tener un avance.
Nos empezamos a organizar dentro de la cooperativa, en el área textil, obviamente, primero con los programas de micro emprendimientos. ¿Cuál era la dificultad de eso? Que teníamos las máquinas pero en ese momento no teníamos capacitación. Entonces conectamos con una ONG y nos enseñaron el oficio. Con el tiempo empezamos a producir guardapolvos y hoy la calidad que tenemos es muy buena. Nuestras compañeras, están capacitadas para hacer trabajos desde el principio del producto hasta el final del producto.
¿Cómo se enteraron de que había alguien reclamando el terreno?
Un día estábamos en el patio y nos traen una carta documento diciendo que teníamos 10 días para abandonar el predio porque su dueño lo reclamaba. Ahí fue que nos enteramos de que lo habían comprado nuevamente, pero con todos los títulos. En tiempo récord tenía todo los documentos listos, y era el dueño un tipo que nunca conoció el lugar ni nada por el estilo. Nosotros teníamos el boleto de compraventa del lugar y papeles que daban fe de la compra pero el hijo del dueño no reconoció esa venta. En cambio, legitimó la segunda.
En el 2019, nos notifican que el juez falló a favor del dueño que reclamaba el lugar. Toda la fuerza legal, del dinero y el poder, se nos vino todo encima. Hasta que llegó un momento que el juez dijo “Tengo que desalojarlo” ¿Cómo puede ser que con un poco más de poder y más plata alguien puede decir esto lo quiero, lo pago, lo compro y me hago mi negocio?
¿De qué manera se organiza la Cooperativa?
Acá somos 84 trabajadores en distintas ramas, porque como hemos crecido hasta damos cursos en otras cooperativas. También existe el maternal, que fue abierto por una necesidad. Al principio, a los niños y niñas, los cuidábamos nosotros en administración hasta que decidimos que puedan tener su propio espacio.
Cuando abrimos el maternal nos dimos cuenta que necesitábamos más capacitación y que había vocación dentro de las compañeras que cuidaban. Entonces algunas arrancaron con su carrera de docente. Y ya no fue sólo que las infancias tengan una ludoteca o educación si que, las compañeras que cobran un plan social, puedan avanzar y puedan estudiar. Para nosotros fue un gran progreso.
En época de pandemia se abrió para dar de comer, porque acá compañeros, vecinos, feriantes que tenían locales y todo ese tipo de cosas no tenian para comer, literal. Entonces venían a buscar la vianda acá o nosotros íbamos a golpear la puerta para contener eso.
Siempre tratamos de atender lo urgente. Entonces, que venga una persona que quiere romper todo el lugar para construir unos edificios y ganar más dinero contra nuestro trabajo, todos los cursos y la contención social que damos acá.
La pelea la tomamos como una pelea de clase. Hace poco quién dice ser el dueño, pago para colgar una nota tratando de difamarnos, de hecho, una compañera abogada ya lo tiene visto. ¿Vos ves el odio y el desprecio que le tienen a nuestra clase? Que “son cartoneros”, Sí, acá hay cartoneros capacitandose. Que “son piqueteros”. Sí, en algún momento salimos a las calles a pelear. En esa nota se ve el odio de clase que va más allá de sí gana dinero o no.
¿En qué situación está la cooperativa?
Hoy estamos con la noticia de que suspendieron momentáneamente el desalojo porque hay que notificar a los padres y madres del jardín maternal que están por desalojar y obviamente vamos a necesitar una reubicación. Lo que a nosotros nos preocupa y no sabemos cómo se va a resolver es la situación de las mamás adolescentes que estudian, que se están preparando y que dejan a sus hijos acá.
¿Qué visualizan a futuro? ¿Qué estrategias van a tomar?
Estamos convocando a todas las organizaciones sociales, sindicatos y movimientos, porque esta es una pelea de clase y atrás nuestro vienen muchas más cooperativas y recuperadas que están en la misma situación. Siempre discutimos lo mismo: ¿de quién es la tierra? ¿del que trabaja o del que pone la plata? Lo más importante es que estemos todos unidos los de nuestra clase, porque si no nos defendemos nosotros nos van a pasar por arriba.
Foto portada: Pedro Pérez, Tiempo Argentino.