|Por Mariana Di Mauro
Un conocido prostíbulo marplatense, donde cientos de mujeres fueron explotadas sexualmente durante veinte años, víctimas de una red de trata, pasará a convertirse en el primer Centro de Memoria y Lucha contra la Trata de Personas del país. El objetivo es reconvertir un lugar de horror y esclavitud en un espacio de memoria y restitución de derechos a las víctimas de la trata y la explotación sexual.
El prostíbulo llamado la Casita Azul funcionaba en un chalet ubicado en pleno barrio costero en la ciudad de Mar del Plata, que durante dos décadas fue un centro de explotación sexual y trata de personas. Hoy, gracias al trabajo de organizaciones e instituciones vinculadas a la materia y junto con algunxs diputadxs, el lugar se transformará en el primer Centro de Memoria y Lucha contra la Trata de Personas del país. “Esperamos que prontamente sea un lugar abierto a la comunidad, con eje en políticas públicas para combatir la trata de personas y restituirles los derechos a las víctimas”, sostuvo Silvina Elías, integrante de la Mesa Interinstitucional contra la Trata -una de las asociaciones impulsora del proyecto-, en diálogo con Revista Resistencias.
Mientras estaba en funcionamiento, en la casa solía haber mujeres en su mayoría provenientes de Paraguay y República Dominicana, cuyas condiciones de pobreza, vulnerabilidad y marginalidad las empujaron a la esclavitud y al sometimiento de sus cuerpos en manos de proxenetas. La vida de las víctimas de trata es destruida y ultrajada a niveles inimaginables. En este sentido, la entrevistada remarca que “desde el Estado tenemos una deuda con las víctimas de trata, que tiene que ver con grandes problemas para brindarles la asistencia conforme a sus derechos”.
Uno de los objetivos del Centro tiene que ver con “el seguimiento de la ruta del dinero y con los bienes que son producto de la explotación de las personas en los delitos de trata”. Esto implica, por un lado, recuperar esos bienes y utilizarlos para reconstruir y re-significar esos espacios y, por el otro, “cortar la cadena de acumulacion de ese capital mafioso. Si el Estado no lo corta, vemos permanentemente cómo prostíbulos se abren bajo las mismas redes en otro lugar y cómo se perpetúan las redes que explotan la prostuticion ajena”, nos cuenta Silvina.
De esta manera, el sentido del proyecto se traduce en un fin material y concreto, como es la redirección del dinero y los bienes, pero también se le añade un valor simbólico basado en “reconvertir estos espacios donde antes se explotaban mujeres en espacios donde se trabaja por liberarlas, devolverles su autonomía y su voluntad. Que puedan reconstruir un proyecto de vida es lo que también hace que el principal objetivo de este espacio sea que la Casita Azul se convierta en un centro de lucha contra la trata de personas y que sea un espacio en donde se desarrollen políticas públicas en la materia”, explica la entrevistada.
La iniciativa
La Casita Azul fue clausurada en el 2010 y un año después, el Tribunal Oral Federal N°1 de Mar del Plata condenó a cuatro años de prisión a quienes manejaban el lugar, un matrimonio y el hermano del hombre, que captaban a las mujeres con promesas de trabajo y una vida mejor. Próximamente, el lugar pasará a estar en manos de la Municipalidad de General Pueyrredón. “Gracias a la labor de la Mesa en todos estos años es que se ha logrado sostener este espacio y expropiarlo”, explicó Silvina y agregó, “el trámite de expropiación ya está concluido, después de una ardua lucha”.
La iniciativa de la conformación del Centro de Memoria y Lucha Contra la Trata surgió de dos proyectos presentados en la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires, por lxs entonces diputadxs Fernanda Raverta y Pablo Farias, que apuntaban a una misma dirección, “recuperar el espacio, reconvertirlo en un lugar de políticas públicas para combatir la trata de personas”. A raíz de esto y de la articulación de diversas ONGs e instituciones se conformó la Mesa Interinstitucional Contra la Trata para dar forma al proyecto. Además de la Mesa Interinstitucional de Mar del Plata, también participa del proyecto el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad de la Provincia de Buenos Aires, el cual estará a cargo de ejecutarlo.
Tanto Silvina como el resto de lxs actores involucradxs esperan poder comenzar a trabajar en el lugar rápidamente. Para eso, es necesario “poder lograr la ejecución de un presupuesto específico para reconstruir el espacio. El lugar necesita una importante inversión para ponerse de pie, es un lugar que durante muchísimos años estuvo abandonado. Lo que hace falta es que nos pongamos prontamente a lograr que ese presupuesto sea destinado a la reconstrucción de la Casita Azul y que lo podamos usar lo antes posible”, concluyó la entrevistada.