Por Ana Paula Farbman

El 27 de Agosto de 1920 un grupo de médicos estudiosos y radioafiocionados, Enrique Susini, César Guerrico, Luis Romero Carranza y Miguel Mujica, agregaron una bocina para sordos en un micrófono y con un transmisor de cinco vatios, atado con alambres, pasaron a la historia como “los locos de la azotea” por llevar adelante la primera transmisión del mundo en materia de radiodifusión desde la terraza del Teatro Coliseo de la Ciudad de Buenos aires. Sonó la Ópera Parisfal y sólo pudieron escucharlo los privilegiados de ese entonces que poseían una radio a galena.

¿Quiénes continúan siendo los privilegiados a cien años de aquella primera transmisión? Se preguntan desde Nos Quemaron Por Brujas (NQPB), autoras del monitoreo FALTAMOS EN LA RADIO 2020 que analiza la participación de las mujeres cis y trans, y la distribución de roles según género, en los programas de radio más escuchados de la primera mañana en la Ciudad de Buenos Aires.

“Nos encontramos a nosotras mismas escuchando la radio y percibiendo que pasaba un montón de tiempo y no sonaba la voz de ninguna mujer, y cuando aparecía, era la locutora que anunciaba la temperatura y la hora.” nos dice Jesica Farias, periodista feminista que participa desde el año 2012 en el aire y producción de NQPB.

En líneas generales, aunque el mundo se tiñe de violeta y verde, cuando la luz roja se prende los que continúan ocupando sillas, consolas y  micrófonos son, en su mayoría, los varones.

El ex programa de radio y actual productora de contenidos, realizó por segunda vez un informe cuantitativo sobre los roles en la radio: conducción y co-conducción; locución; móvil; producción; coordinación de aire; operación; humor y las columnas de política, economía, deportes, cultura y espectáculos, y de temas policiales y judiciales. En líneas generales, aunque el mundo se tiñe de violeta y verde, cuando la luz roja se prende los que continúan ocupando sillas, consolas y  micrófonos son, en su mayoría, los varones.

“No es nuestra intención invisibilizar las carreras de mujeres, lesbianas, travestis y trans que llevan adelante una trayectoria en la radio, pero sí nos parece importante evidenciar que hay puestos de trabajo que no estamos ocupando y que cuando los ocupamos, muchas veces padecemos violencias explícitas, desde agresiones sexuales o psicológicas hasta humillaciones al aire, reproduciendo en el plano de la comunicación las relaciones de poder entre los géneros” señala Jesica.

El informe describe algunas cuestiones que han cambiado entre ambos monitoreos. Por ejemplo por primera vez, durante el verano del 2018, el programa de televisión Intrusos dió lugar en su programa a diferentes referentes del derecho al aborto, la violencia de género, entre otros temas. Meses después, millones de personas tomaron las calles para reclamar a las autoridades la aprobación de una ley de IVE (Interrupción Voluntaria del Embarazo) en nuestro país. La agitación callejera también llegó a las pantallas, a los diarios y a cada emisora. Por fin la agenda de género tomaba más lugares en los medios. FALTAMOS EN LA RADIO analiza si todos estos hechos, donde les feministas hemos sido protagonistas de cambios muy importantes, tuvo su eco en la radio.

Cuando nos planteamos hacer el primer monitoreo en 2017 nos pareció muy importante poder traducir en números concretos lo que pasa en la radio. Elegimos las AM y FM más escuchadas porque son las que construyen sentido: las que suenan en casas, trabajos y  colectivos. El simple hecho de no sonar es violento, da cuenta de que no está garantizada nuestra representación en la radio, así como en otros medios.” Expresó la periodista.

Hoy la radio cumple 100 años y en un mundo donde el patriarcado se está cayendo, lo que urge poner al aire son las desigualdades laborales que aún persisten, las violencias solapadas con efectos de sonido de carcajadas cuando una mujer habla, y lo que es peor: la creencia de los que piensan que en el medio sólo caben los “animales de radio”.


Imágenes: Radio Nacional