"Rodolfo era una persona absolutamente comprometida con la militancia y con claridad ideológica, pero era fundamentalmente un escritor", comenta Lucila. “Insistir en la necesidad de reivindicar a Rodolfo como militante montonero, como escritor y como periodista”, plantea Carlos. Así lo recuerdan Lucila Pagliai y Carlos Aznárez a su compañero de trabajo, lucha y militancia, Rodolfo Walsh. En un nuevo aniversario de su desaparición física, recogemos el legado de Walsh a través de los testimonios de dos de sus colegas, con quienes compartió, entre otras cosas, la experiencia de llevar adelante la Agencia de Noticias Clandestina (ANCLA). Ambos nos remontan a aquellos años de clandestinidad, contrainformación y resistencia organizada.

ANCLA fue ideada y creada por Rodolfo Walsh en el año 1975, junto a Lila Pastorizza, Carlos Aznárez, Lucila Pagliai y Eduardo Suárez, este último desaparecido un mes después de su incorporación al equipo. En palabras de Carlos, Walsh “era un hombre que miraba lejos, en el sentido de que podía estar imaginando qué podía pasar. Estábamos en el año ‘75 y él veía que se venía el golpe o que iba a haber un acontecimiento rupturista de ese endeble gobierno “peronista” de Isabel Perón. Él se plantea que hay que ir construyendo la idea de que, si se cierra todo, si viene una censura brutal como la que viene cuando se instala la dictadura, hay que tener un órgano de ruptura de esa censura".

En este contexto y con Rodolfo Walsh a la cabeza se conforma ANCLA, cuyo "objetivo estratégico era romper el silencio, que la gente se entere lo que estaba pasando. ANCLA nace con la idea de perforar el muro y lo logra. Con la información que larga ANCLA sale la idea de que hay campos de concentración, cosa que era inusual pensarlo en la Argentina. O toda la maraña de empresarios, curas, militares enredados en la corruptela, vinculados a la criminalidad, a los secuestros, desapariciones. En la cabeza de Rodolfo, antes de que nosotros empezáramos a andar, ya estaba esa idea de que había que combatir ese silencio”, recuerda Aznárez.

Rigurosidad periodística e información de calidad

Un elemento que caracterizó e hizo a la calidad informativa de ANCLA fue la rigurosidad periodística con la que trabajaban. En este sentido, Lucila recuerda la forma de trabajo del equipo bajo la conducción de Walsh, “Rodolfo era una persona absolutamente comprometida con la militancia y con claridad ideológica, pero era fundamentalmente un escritor. Amaba la palabra, sabía lo que significaba utilizar la palabra y el tono justo para lograr el efecto. Un mensaje necesita ser escuchado, sin renunciar a la ideología que hay detrás y al objetivo del mensaje que, en este caso, era romper el bloqueo informativo que había impuesto la Junta e informar a los que informan. Una agencia no publica cosas, informa, busca información y se la da a los diarios”.

La información que difundía la Agencia, a través de los cables, estaba dirigida a aquellos grupos de personas que tenían algún tipo de herramienta de comunicación o de llegada a la gente. “El objetivo era informar a los que informan para que, si estaban de acuerdo lo dijeran, o si se horrorizaban lo contaran, pero así se difundía. Este era el objetivo en un momento en que estaba totalmente amordazada la sociedad y la prensa. Entonces, no es que teníamos una empatía con los destinatarios, sino que buscábamos la forma y el tipo de información, muy calificada y ponderada, para que nos leyeran y nos escucharan”, explica Lucila.

El legado de Rodolfo Walsh

A la hora de recordar a su compañero, Lucila remarca el compañerismo y el compromiso con la causa común que lxs unió y fortaleció en aquella época de clandestinidad y terror. En sus palabras, “Lo que se refuerza muchísimo, lo que te sostiene y que tiene que ver con cualquier proyecto de transformación que uno emprenda es la solidaridad con el otro, el otro colectivo por el cual estás luchando, pero también el otro cercano, tus compañeros. Nosotros establecimos una relación visceral de afecto y compromiso que aun con diferentes posturas a lo largo de la vida nos sigue uniendo con Carlos, con Lila y nos unía con Rodolfo en su momento y con otros compañeros, que va más allá de la coyuntura y que tiene que ver con una convicción del orden de la ética que hemos atravesado toda esa época de clandestinidad, que si no hubiéramos tenido ese apoyo no hubiera sido posible”.

Carlos, por su parte, resalta su oficio periodístico y su militancia revolucionaria, como dos aspectos inseparables de su compañero Rodolfo Walsh. “El legado fundamental es la persistencia de la necesidad de practicar un periodismo de investigación, que vaya a las raíces de los temas, que no se autocensure, que contraste la información, que no sea exitista, que no sea irresponsable con la información para el pueblo. De alguna manera, yo siempre admiré eso porque me parece la única forma de comunicación popular, combinar la compu con la calle, la calle con la compu. Donde el periodista tiene que estar es en la calle. El comunicador popular tiene que escuchar lo que dice el pueblo e incluso involucrándose en las luchas del pueblo. Eso Rodolfo lo llevó a rajatabla. Y, por otro lado, insistir en la necesidad de reivindicar a Rodolfo como militante montonero, como escritor y como periodista. Esas tres cosas es Rodolfo Walsh. No es una y la otra no, o una más que otra. Esas tres cosas conforman al periodista, escritor, revolucionario y montonero Rodolfo Walsh”, finaliza Aznárez.