|Por Ailín Colombo

Hoy se cumplen 25 años del asesinato de Teresa Rodríguez en manos de la policía de Neuquén durante la segunda pueblada de Cutral-Có y Plaza Huincul. Tenía 24 años y era trabajadora de casas particulares.

El contexto fue la vuelta de los piquetes a la RN 22, método del primer Cutralcazo (1996). Esta vez, en reclamo por los recortes en educación del gobernador Sapag. Docentes, estudiantes y desocupados ocuparon la ruta desde el 24 de marzo de 1997. Tras casi tres semanas, Gendarmería y la policía provincial desalojaron el corte y llevaron la represión a los barrios. El saldo fue de docenas de heridos y la muerte de Teresa, quien miraba los hechos sin participar de la manifestación.

Este asesinato fue la antesala de la escalada represiva posterior. Las balas de plomo se volvieron frecuentes, decantando en los asesinatos de 35 personas en la rebelión del 2001 y de Darío y Maxi en la Masacre de Avellaneda de 2002. Teresa y todas las víctimas de aquellas represiones son un símbolo de la resistencia de un pueblo contra las políticas neoliberales y la reaparición de un método histórico de lucha, tan vigente como aquellos días, el piquete.