Por Leonardo Marcote
Ilustra Brutta

Santiago Maldonado fue visto por última vez el 1 de agosto de 2017 en una protesta reprimida por Gendarmería en la comunidad Pu Lof, en Chubut durante el gobierno del ex presidente Mauricio Macri.

Santiago tenía 28 años y llevaba diez meses viajando por Chile y la Patagonia, le gustaba la naturaleza y se ganaba la vida realizando tatuajes en ferias artesanales.

Nació en la localidad bonaerense de 25 de Mayo. Allí quedaron sus murales que conservan como un tesoro sus amigos. Junto a ellos le gustaba andar en skate y tenía la ilusión de armar una banda de punk-rock. Como nombre habían acordado llamarla Koliti$ y uno de los temas estaba dedicado al pueblo, “25 de facho”.

En su pueblo natal ,estuvo hasta el 2009. Luego, decidió mudarse a La Plata para estudiar en Bellas Artes. Ese cambio sería trascendental para su vida porque, en la ciudad de las diagonales, tomó contacto con anarquistas y okupas y comenzó a vincularse con luchas territoriales y asambleas.

“Dicen que reírse hace bien a la salud y al espíritu, yo también me rio, pero ¿los políticos chacales de que se ríen? ¿De ellos? ¿De vos?  ¿De mí? ¿O precisamente del pueblo que ciegamente los voto?”, decía uno de los escritos de Santiago que conserva su familia en su casa natal.

Comprometido con las cusas sociales, aquel 1 de agosto, se había sumado a las protestas de un grupo de mapuches que reclamaban la liberación de su referente, Facundo Jones Huala.

Al grito de “sangre y fuego, muerte al indio” los gendarmes comenzaron a reprimir en un operativo que tuvo como responsable a Pablo Noceti, jefe de gabinete del ministerio de seguridad de Patricia Bullrich.

En esa represión se pierde el rastro de “El brujo”, como lo llamaban a Santiago. Su rostro invadió los canales de televisión y las redes sociales. Las marchas por su aparición se extendieron por todo el país.

El 17 de octubre, luego de estar 78 días desaparecido, el cuerpo de Santiago apareció en el río.

Muy pocas preguntas se respondieron hasta ahora sobre su muerte. La autopsia apenas definió que fue por ahogamiento, pero nada se avanzó sobre el contexto. Aquel día Gendarmería desplegó un operativo feroz sobre los manifestantes.

Para su familia, Santiago no se ahogó allí. Según su hipótesis hubo una desaparición forzada en medio de una represión, en un contexto de máxima tensión entre el gobierno de Mauricio Macri y las reivindicaciones mapuches.

Mientras tanto, los responsables de su muerte siguen impunes pero su historia de vida es ejemplo de lucha y resistencia.