Ilustra: Lita.ce

El hambre y la desocupación creciente, producto de las políticas neoliberales de la larga  década del 90’, sumergieron al pueblo argentino en una crisis sin precedentes para finales del año 2001. La situación de protestas ascendía desde mediados de 1990 culminó ese diciembre con una revuelta popular en pleno centro porteño.

El estallido comenzó en diciembre de 2001; mientras los desocupados realizaban piquetes en distintos puntos del país, la clase media se manifestaba en las puertas de los bancos contra el “corralito” (medida que limitaba el retiro de dinero en efectivo impuesta el miércoles 5). Por su parte, las centrales obreras realizaron un paro general el jueves 13.

El día 19 comenzaron los saqueos masivos a grandes supermercados y pequeños comercios que se extendieron por el conurbano bonaerense y todo el país. La respuesta del debilitado gobierno de la Alianza fue la represión, que dejó el saldo de varios muertos, principalmente jóvenes y adolescentes. Esa noche, el presidente De La Rúa anunció el estado de sitio en todo el territorio nacional. 

En contrapartida, desde sus casas, la gente en señal de protesta comenzó a hacer sonar cacerolas y el estruendo fue tan grande que el pueblo se animó, salió a la calle y desobedeció la medida. En la Ciudad de Buenos Aires, durante la noche del 19 y todo el día 20, el pueblo enfrentó la represión hasta que logró hacer renunciar al presidente.

El saldo de la represión fue de 39 muertos, incluidos los cinco asesinados en la llamada “Masacre de Plaza de Mayo”. Aquel gobierno de la Alianza, no supo entender que cuando se trata de hambre, las protestas no se pueden frenar con represión y solo causan consecuencias irreparables.

“¡Qué se vayan todos!” y “Piquete y cacerola, la lucha es una sola”, fueron algunos de los cánticos que se popularizaron en las protestas, este último simbolizó la unidad del pueblo contra las medidas de ajuste y represión. La rebelión del pueblo aquel 20 de diciembre le puso fin a ese periodo de políticas neoliberales que tanto daño le causaron al pueblo.