En este primer aniversario se espera una gran movilización popular en Santiago y en todo el país. En las últimas semanas, las y los chilenos volvieron de a poco a ganar las calles y reavivaron la llama nunca apagada de la rebelión.

Dentro de una semana, un plebiscito definirá si habrá una reforma constitucional y de qué manera se realizará. Allí, el debate acalorado de las multitudes rebeldes se centra en si este proceso permitirá re-legitimar al régimen con algunos cambios o permitirá cambios profundos que terminen con el Estado heredado de la dictadura de Pinochet.

La rebelión estalló con el impulso de les estudiantes que llamaron a la desobediencia civil contra un paquetazo de aumentos entre ellos el del metro, al que llamaron "evasión masiva". No es casualidad que hayan sido elles les que venían protagonizando grandes procesos de lucha. A partir de allí, estas y otras luchas, condensaron en un estallido social que el sistema quiso frenar con durísimas represiones y no hizo más que avivar el fuego de la rebelión.

La maldita pandemia sacó de la calle al pueblo que se resguardó para proteger a sus mayores. Pero la llama no se apagó y en Chile vuelve a crecer el fuego de la esperanza. En estos difíciles tiempos de derechas fortalecidas, Latinoamérica necesita de este pueblo rebelde. ¡Que arda la rebelión!

"Yo pisaré las calles nuevamente"

A un año del inicio de la revuelta, cientos de miles se movilizaron para decir que el pueblo sigue de pie.

En medio de las protestas queman la Iglesia San Francisco de Borja en Santiago.

Esta es usada regularmente por carabineros para ceremonias institucionales. Más tarde fue quemada, también, la Iglesia de la Asunción, una de las más antiguas de la capital. Ambas están en los alrededores de Plaza La Dignidad.

Foto de portada: El Extremo Sur

Video: @revistacitrica