Por David Pike

Recordaba en relación a Guernica, aquella frase famosa de Nestor Kirchner...esto viene bastante al caso en La Plata”, comenta Pancho, como se lo conoce en la militancia. El doloroso desalojo en Guernica y los hechos de Santa Elena, donde se desarrollaba el Proyecto Artigas, han generado un fuerte debate dentro del campo popular. Para pensar este nuevo tiempo político, charlamos con Marcelo Langieri, militante, sociólogo y docente.

“Es un mensaje en distintas direcciones y en última instancia, de disciplinamiento”, define sobre el desalojo en Guernica, el actual editor de la Revista Grandes Alamedas y ex coordinador de la Carrera de Sociología en el  Programa UBA XXII. En cuanto a lo sucedido en la estancia Casa Nueva de Entre Ríos, Pancho plantea que “hay una interna de una familia de ricos y  esto enturbia el resultado”, pero “lo que aparece como importante de la experiencia es poner de manifiesto no sólo una problemática, sino una solución”. Así Langieri se mete de lleno en el debate político y concluye, “el punto de inflexión lo que está marcando es como el gobierno está siendo débil frente a los poderosos de siempre”.

¿Cómo se puede pensar políticamente los desalojos en Guernica y en Santa Elena, Entre Ríos?

Hay que señalar que son dos casos diametralmente distintos, lo que tienen en común es que están expresando una derrota en ambos casos. Siempre de las derrotas se puede sacar algún fruto.

Recordaba en relación a Guernica, aquella frase famosa de Néstor Kirchner cuando dijo que no iba a dejar las convicciones en la puerta de la casa de gobierno y esto viene bastante al caso en La Plata. Uno tiene la certeza que han dejado las convicciones en la puerta, inclusive uno piensa si no la dejaron en la autopista Buenos Aires-La Plata. Creo que esto es grave, para un gobierno que se reclama popular, reprimir una situación de esta naturaleza es un retroceso muy importante, es una definición no menor. Un gobierno que se reclama peronista no puede olvidar aquello que donde hay una necesidad hay un derecho, no puede resolver en los términos en los que se resolvió y muchos menos cuando uno ahonda un poco más y ve que a último momento se había llegado a un acuerdo que el gobierno desconoció. No solo tenía la responsabilidad histórica de resolverlo pacíficamente, sino que además tuvo la responsabilidad puntual y concreta de haber llegado a un acuerdo, y hay organismo como el CELS y el SERPAJ que son testigos.

Esto lleva a una reflexión más profunda, los graves problemas estructurales que tiene la Argentina, su resolución es un problema muy serio y en ese sentido, pasa a tener una lectura insoslayable, es un mensaje en distintas direcciones y en última instancia, de disciplinamiento.

Hay algunas voces que contraponen al desalojo, el ambicioso plan de construcción de viviendas y urbanización de barrios populares que anunció hace unos meses Kicillof.

Hay que conjugar políticas de hábitat con respuestas inmediatas, porque vos no podes decirle a alguien que dentro de un año, dos o cinco vas a tener un plan de vivienda y mientras tanto cuál es la solución. El plan estaría perfecto, inclusive tendría que haber una mirada más estratégica. Ahí podemos establecer un vínculo con Santa Elena.

Cómo desarrollás el concepto de la tierra ligado a la producción y cómo planteas esa posibilidad, existen innumerables terrenos fiscales que no alterarían la “sacrosanta” propiedad privada. Tenés elementos para que haya un proceso más estratégico de desplazamiento de población donde tenés que dar respuestas de tipo habitacionales y laborales. Entonces el tema de la agricultura es un recurso muy importante, y en ese sentido, lo más reivindicable del fenómeno de Santa Elena, es justamente poner de manifiesto, poner en la agenda, el tema de la tierra y el uso de la tierra.

Muchos sectores hicieron foco en la situación de Dolores Etchevehere.

Se confunden muchas las cosas, porque ahí hay una interna de una familia de ricos y esto enturbia el resultado. La derrota se produce a través de la justicia, y sabemos cuál es su rol, y mucho más en un lugares donde las familias poderosas tienen una influencia extraordinaria. La verdad que no es una sorpresa el final que tiene.

Lo que aparece como importante de la experiencia es poner de manifiesto no sólo una problemática, sino una solución y eso es muy interesante, hay que rescatarlo por encima de la otra cuestión. No es la situación de Dolores el problema, ella tuvo una actitud interesante, en todo caso eso es una lateralidad por alguna situaciones que cuesta entender. Pero de todas maneras, la solución del problema no va a pasar porque alguien ceda un pedazo de su propiedad, sino en todo caso por una política general de rediseño de la propiedad agraria y en lo inmediato en la distribución de tierras fiscales.

En ambos casos, tiene que haber planes maestros y la voluntad políticamente concreta de que en el mientras tanto resolver. Porque en última instancia, uno piensa para qué llegaron a ocupar los cargos que ocupan las personas que toman una decisión de esta naturaleza, esa pregunta me parece fundamental. Muchos entendimos como algo positivo el triunfo del Frente de Todos, la positividad estaba en la derrota de Juntos por el Cambio, ahora esto se tiene que traducir en hechos concretos. En la resolución de este problema, ¿en qué se diferencian? ¿qué pasaría si hubiese sido al revés?

Hay una presión muy fuerte de los grupos concentrados de poder para marcarle el camino al gobierno. Por otro lado, una carta de la Vicepresidenta plantea que el problema de argentina bimonetaria necesita de un acuerdo social ¿Cómo relacionas el escenario de los dos desalojos mencionados en un mismo día con estas presiones y planteos de acuerdos?

Si uno analiza la agenda pública, está siendo marcada por la derecha, por los sectores más reaccionarios. Por otro lado, el proyecto del impuesto a la riqueza duerme el sueño de los justos, como otras distintas políticas que se habían planteado en la propuesta de gobierno de Alberto Fernandez, como el tema del aborto. Hay evidentemente una ofensiva por parte de la derecha y me parece que hay una serie de iniciativas que está tomando el gobierno que responden a esa agenda, lo que está mostrando una gran debilidad.

Por otro lado, el argumento de una unidad nacional que se plantea en la carta de Cristina es complejo, la unidad en torno a qué programa, porque eso es lo importante. En el año ‘73 cuando hay un pacto social, éste estaba planteado en los términos del gobierno, no en el que planteaban los grandes empresarios. Porque si vos establecés términos que favorezcan el desarrollo del mercado interno, el aumento de los salarios, pero vemos que pasa exactamente lo contrario, hay un deterioro del salario real, se agudiza la desocupación, aumenta la pobreza y la indigencia, por el tema de la pandemia, no se puede menospreciar esa cuestión.

Argentina necesita una economía de guerra. No puede haber a grandes males pequeños remedios. No hay medidas que se correspondan a la gravedad de la situación. Inclusive algunas de las medidas que se toman, como el IFE, sin duda la gente lo reconoce como una forma de apoyo, pero representa 5 mil pesos por mes para un grupo familiar, es recontra insuficiente. Si comparás el gasto fiscal por covid-19 en relación al PBI verificás que en Argentina es inferior a Perú, Brasil, Paraguay, Chile y Panamá. Países que no tienen gobiernos progresistas.

¿Creés que hay un punto de inflexión? Desde miradas distintas, Claudio Jacquelin de La Nación y la Revista Crisis en su editorial así lo plantean.

El gobierno tiene problemas graves y la respuesta que fue dando frente a las crisis fue ceder frente a los poderosos, pero no cede con los movimientos populares o con las situaciones populares. En ese sentido, aparece esta idea de acordar con las distintas fuerzas políticas, sociales, entre otras, y se plantea como un punto de inflexión. Se plantea el tema de la confianza como uno de los aspectos principales de la crisis económica, ahora la confianza de quién ¿La única confianza que cuenta es la de los grandes empresarios? ¿Y la confianza de los sectores populares?

Mirá el tema del Salario Mínimo, Vital y Móvil, que solamente la CTA Autónoma estuvo en contra, tiene un valor apenas superior a los 100 dólares. Si uno lo compara con otros países de América Latina observa que allí es más elevado, cuando tradicionalmente era exactamente al revés. Lamentablemente  el punto de inflexión lo está marcando la debilidad del gobierno frente a los poderosos de siempre.