|Por Ana Paula Farbman

Un breve repaso por lo que hemos atravesado los últimos meses: pandemia, acuerdo porcino, ecocidio y más. A pocos días del anuncio de que pasamos de un aislamiento a un distanciamiento social preventivo y obligatorio: ¿a qué próximo peligro nos enfrentamos como población argentina si se instalaran las megafactorías de cerdos?

A partir de ahora, nadie puede moverse de su residencia”. Así anunciaba el presidente de la Nación,  Alberto Fernández, allá por marzo del 2020, el año distópico al que nos enfrentaríamos. El mundo estacionado, personas aisladas, enfermando o muriendo. ¿Cómo llegamos a vivir una pandemia de esta magnitud? Y lo que es peor: ¿qué acuerdo político está avanzando disfrazado de progreso económico que nos vuelve a poner nuevamente en riesgo?

El seis de julio del corriente año, el canciller Felipe Solá se reunió con el ministro de Comercio de China, Zhong Shan, y afirmó, a través de Twitter, que se avanzó en un acuerdo para exportar productos porcinos por 14 veces lo que produjo Argentina en 2019. En un comienzo, este acuerdo entre Argentina y la República Popular China, significaba que nuestro país pasaría de una producción de 6 a 100 millones de cerdos en un período de entre 5 y 8 años, convirtiendo parte de nuestro territorio en megafactorías de carne para alimentar al país de Asia Oriental.

Debido a la presión de agrupaciones medioambientales y diversas protestas que se llevaron adelante a partir de este acuerdo, desde Cancillería informaron, a fines de agosto, que habían incorporado especialmente al Memorándum de Entendimiento con China un artículo donde se asegura el respeto de las leyes de protección ambiental, los recursos naturales y la bioseguridad y que por eso la firma se atrasaría hasta Noviembre. Según este artículo el respeto de las leyes de protección ambiental sólo significaron reducir la cifra de megafactorías a instalar.

¿Por qué Zhong Shan busca que los cerdos den la vuelta al mundo para que China coma jamón? En el 2018, China tuvo que sacrificar a más de 250 millones de cerdos a causa de un brote de la Peste Porcina Africana lo que disminuyó casi en un 50% la cantidad de cerdos que ellos "producían", por esta razón Argentina es el país potencial para la producción. Lo que parece no estar contemplando el Consejo Agroindustrial Argentino es que también se trasladarán los riesgos del negocio, y el posible surgimiento de nuevos virus y enfermedades. O quizás, esté contemplado pero importe más los millones de dólares que se repartirán en pocas manos que nuestras vidas. Un escenario muy parecido a los glamorosos años noventa donde la soja transgénica y el uso de glifosato fue aprobado sin consulta popular curiosamente también, de la mano de Felipe Solá.

Desde hace nueve meses vivimos sumergidos en una crisis sanitaria mundial . El COVID-19 es una enfermedad zoonótica y está directamente relacionada con la forma en que los humanos crían, consumen y comercializan animales. Los cerdos viven de manera hacinada, deprimiendo su inmunidad y facilitando la propagación de enfermedades, convirtiendo estos espacios en un caldo de cultivo para virus zoonóticos altamente contagiosos y capaces de producir un salto interespecie hacia los seres humanos. China, ante esto  decidió sacrificar la vida de millones de cerdos, enterrandolos vivos, mientras le toca la puerta a nuestro país para no dejar de hacer sus negocios.

Llegó noviembre y todavía no hay anuncios oficiales, más bien, silencio. Ante esta situación distintas organizaciones sociales, ambientales, movimientos, colectivos, agrupaciones antiespecistas, partidos de izquierda y autoconvocadxs, bajo el nombre de Coordinadora BFS (Basta de Falsas Soluciones) se pronunciaron en contra del modelo extractivista, ecocida y terricida, para frenarlo. Así se presenta esta coordinación que viene trabajando desde el #25A diciendo No Al Acuerdo Porcino con China ni con nadie y manifestándose en contra del Plan 2020-2030 que propone el Consejo Agroindustrial Argentino junto al gobierno de industrialización animal, transgénicos, pueblos fumigados, desigualdad y pobreza al servicio de pagar la deuda externa.

Ayer desde la Coordinadora BFS, se llevaron adelante una serie de acciones para manifestarse en contra de este modelo en puntos estratégicos de todo el territorio y proponer, lo que pareciera ser la única salida: Cambios en el modelo de producción de alimentos hacia uno justo, sano, soberano, agroecológico y sostenible, la transición urgente hacia energías renovables, Sanción de Ley de Humedales e impulso del Proyecto de Ley de Suspensión de los Desmontes, entre otras cuestiones. La idea es que todo lo anterior sea expuesto, y debatido a través de la participación popular efectiva para la toma de decisiones.

Continuando con las actividades de ayer: el movimiento internacional no-violento Rebelión o Extinción y la Coordinadora BFS, hoy realizó a las 13 hs una jornada de activismo ambiental en Plaza de Mayo y a las 19 hs se hará la Primera Asamblea de Transición.