En un nuevo aniversario del inicio de la Guerra de Malvinas, Revista Resistencias dialogó con Héctor Beiroa, veterano y referente de ex combatientes en las Islas Malvinas. En esta oportunidad, Héctor habló sobre el proceso de desmalvinización que se inició tras la derrota y sobre las consecuencias que tuvo y todavía tiene dicho discurso en la lucha por la soberanía nacional, “lo que intentó hacer la campaña de desmalvinización es tratar de eliminar esta voluntad de lucha que tiene el pueblo argentino por la recuperación de la soberanía de Malvinas”.

“La derrota de Malvinas implicó el inicio del proceso de desmalvinización, que muchos lo entendieron como un desconocimiento a todos los veteranos de guerra, que lo hubo por supuesto. Pero, en realidad fue un proceso político que tenía como objetivo descorazonar a los argentinos del conflicto de Malvinas y tratar de separar la lucha por la soberanía de lo que significa el restablecimiento de la democracia o las libertades políticas. Fue una manera de condicionar cualquier proceso de autonomía o de recuperación del poder perdido a través del conflicto militar que podía tener la Argentina”, analizó el ex combatiente.

Recurriendo a sus recuerdos de aquellas épocas y a los discursos que sobrevolaban en el imaginario social, Beiroa cuenta, “después del restablecimiento de la democracia, durante casi quince años el tema era tabú. Eso fue consecuencia, no de que fueran malos con los veteranos de guerra, sino de que querían que la causa de Malvinas fuera una causa totalmente olvidada. Recuerdo al canciller Caputo, el primer canciller de Alfonsín, que le preguntaban por la soberanía y decía “Bueno, soberanía es una palabra del pasado, que ya no tiene ningún sentido, olvidémonos del tema de la soberanía”. Ese era el mensaje continuo que se había impuesto sobre todo en los medios de comunicación, porque la batalla por la soberanía, más que una batalla militar es una batalla cultural. Cuando uno cree que perdió la voluntad de luchar, ahí es la rendición total, y lo que intentó hacer la campaña de desmalvinización es, justamente, tratar de eliminar esta voluntad de lucha que tiene el pueblo argentino por la recuperación de la soberanía de Malvinas”.

Pasados 39 años de aquel episodio bélico, Héctor encuentra cierta continuidad en los intentos de las grandes potencias de socavar la soberanía de los pueblos, aunque no solamente vinculados a guerras, “hoy vemos que se restablece el intento de desplazar la lucha por la soberanía en varias situaciones, por ejemplo en el tema de la hidrovía, en la negociación con el Fondo. En temas que por ahí no tienen que ver con batallas militares exclusivamente, sino con reivindicar la posibilidad de tener un poder de decisión propio, independiente de todo otro poder”.

En este mismo sentido, enmarca el conflicto de Malvinas en una disputa mayor, vinculada a la puja de territorios estratégicos en manos de grandes corporaciones transnacionales, y traza una línea entre Malvinas y las actuales tensiones que se dan en otras regiones, “a partir de la derrota de Malvinas, los grandes espacios geográficos, como la Patagonia o el Amazonas, fueron el objetivo de cierta posición imperialista que hay en el mundo”. Y agrega, “la ocupación de esos grandes espacios es la garantía que tienen para realizar un reordenamiento del sistema productivo internacional y tratar de ocupar más espacios geográficos. Hoy la causa de Malvinas no está ligada exclusivamente a las Islas Malvinas, sino también a la proyección que tienen hacia la Antártida y también hacia la Patagonia”.