Por David Pike


A 52 años del Cordobazo, charlamos con el secretario general de ATE y la CTA Autónoma de Córdoba, Federico Giuliani que en un nuevo aniversario de esta histórica fecha, esperanzado afirma que “en algún momento tiene que brotar de vuelta, si no somos los hijos de ese Cordobazo, serán los nietos”.

Federico es un dirigente sindical joven que plantea que “hay una gran crisis de representatividad” y habla de recambio generacional. Piensa en “la articulación del campo popular por abajo” y se muestra expectante con los procesos de lucha latinoamericanos, “es lo que va a marcar el tiempo de lo que viene”.

Es crítico del gobierno de Alberto Fernandez y dice que las “expectativas no se han cumplido”. “No es lo mismo Macri que Alberto Fernandez, pero desde mi punto de vista, creo que como central obrera mantener la autonomía es fundamental”, afirma.

De Córdoba, comenta que es “una provincia explotada, hoy con un colapso sanitario tremendo” y critica al llamado “cordobesismo” que gobierna, “termina siendo gerente de los grupos de poder”. Y explica en esa crítica, “lo que hoy sucede como fenómeno en Córdoba, la gran simpatía que despierta un partido de derecha como el PRO”.

La CTA Autónoma ha mostrado apoyo a este gobierno, al tiempo que ha planteado una serie de propuestas en un “Segundo Manifiesto” y le ha quedado pendiente una jornada de lucha para promoverlas, suspendida por el pico de la pandemia ¿Cómo ven ustedes desde Córdoba la situación nacional ?

El campo popular, los movimientos sociales, el movimiento sindical combativo, fuimos parte y partícipes de quienes echaron a Macri con la resistencia popular. Después algunos sectores de la central, siempre ratificando su autonomía, participaron en el Frente de Todos. Una vez asumido este gobierno, hablo como dirigente de la ATE y CTA de Córdoba, había una expectativa porque veníamos de cuatro años nefastos de macrismo, pero al menos para los laburantes y los sectores populares, esas expectativas no se han cumplido. Las metas y las promesas de campaña han quedado allá, lejos en el tiempo.

Hay una crisis institucional muy grave, se vuelve a discutir qué país queremos con los mismos actores que endeudaron y llevaron al país a los números que tenemos en desigualdad social, pobreza y hambre. En ese contexto, si bien hubo algunos intentos por armar algo distinto, como el Consejo Económico Social o el Consejo del Salario, terminaron siendo puestas en escena. En ese marco a nosotros, en autocrítica, nos ha faltado dinámica, presencia en la conflictividad, si bien la tenemos a nivel territorial en todas las provincias, nos ha faltado articular en un plan de lucha nacional, volver a poner en agenda cuales son las  demandas del campo popular.

Es una situación difícil donde la conflictividad social y gremial es altísima. No es lo mismo Macri, que Alberto Fernandez, pero desde mi punto de vista, creo que como central obrera mantener la autonomía es fundamental, porque nosotros nos debemos a la defensa de los intereses de la clase y no de los gobiernos de turno.

En una entrevista del 2019, pos PASO, planteaste “la necesidad de reagrupamiento de las organizaciones populares” ¿Cómo ves ese camino dos años después?

Lo veo difícil en el horizonte, en la perspectiva de la superestructura, vemos que hay movimientos sociales que han firmado la paz social a cambio de recursos. Sí creo que en la articulación del campo popular por abajo, en la pandemia proliferaron experiencias autónomas y genuinas en las barriadas para darle de comer a la gente, sin depender de las grandes estructuras.

Hoy lo que marca el pulso, al menos en la provincia, es la pelea ambiental. También el movimiento feminista y la irrupcion de la juvetud, que tiene que ser el motor de cualquier cambio revolucionario. Tengo mucha expectativa de lo que veo en Latinoamérica, en Colombia, Chile, Bolivia y Perú. En Córdoba, estamos trabajando mucho para que Pedro Castillo sea presidente, hay 35 mil peruanos y peruanas en la provincia residiendo, lo hicimos también con Lucho Arce y la comunidad boliviana de aca. Tal vez, el reagrupamiento del campo popular surja de experiencias sindicales nuevas. Te puedo decir el Sindicato Joven Cis que esta en la CTA, por estatuto su conducción no puede tener más de 40 años y le esta discutiendo a grandes burócratas como Cavalieri.

Nadie tiene certezas o hay más dudas que certezas, no hay un manual, pero en ese gran debate y en la praxis concretamente, es donde vamos a poder encontrar el horizonte para poder reagrupar al campo popular. Hay que fijar un pliego de reivindicaciones, a eso hay ponerle un programa y no subestimar a quienes luchamos, en el caso de Córdoba, hemos estado en todas las peleas como ATE y CTA en la primera línea.

Siguiendo los últimos acontecimientos en Neuquén con la lucha de los trabajadores de la salud, crees que hay ahí una advertencia, un movimiento por abajo que surge fuerte y las conducciones sindicales no saben expresarlo

Hay una gran crisis de representatividad que atraviesa transversalmente a todas las instituciones y organizaciones, hablo de clubes de fútbol, partidos políticos, gremios, iglesias, y ante eso el hartazgo de las bases, de los que estamos abajo, de muchas veces ser utilizados en acuerdos espurios que van a contramano de nuestros intereses, entonces ahí van surgiendo peleas nuevas.

En Córdoba pasó en salud, un sindicato que es totalmente oficialista como el SEP, firma la paritaria del año pasado a la baja, cierra la persiana y eso lo que generó es que se autoconvocara una multisectorial, con ATE y un montón de actores de la salud, que si bien en términos de derrotas o triunfos es difícil medirlo, si hemos planteado la bandera de los derechos laborales. Salió por abajo, no salió de las estructuras y en Neuquén, pasó lo mismo.

Eso es lo que va a marcar el tiempo de lo que viene, estamos para mucho más y eso también lo manifiesto cuando lo emparento  con el proceso en Latinoamérica. La elección en Chile, un cachetazo al sistema partidocrático tradicional, lo que ganó fue eso nuevo que emergió en las revueltas populares y si uno ve en Perú, si bien Castillo lleva ventaja, hay un 24% de la población que vota en blanco. Hay una gran crisis de representatividad. Hay algunos riesgos, como Bolsonaro, que salieron para la derecha, pero hay fenómenos de estas características que empujan para construir un socialismo en el siglo XXI.

En Córdoba gobierna hace décadas el mismo sector ¿Cómo ves a la provincia?  

El proceso político de Córdoba no es alentador. Acá hubo una provincia rebelde, revolucionaria, que fue capaz de parir la Reforma de 1918 y el Cordobazo; ahora después, el terrorimo de Estado, fue una de las provincias más golpeadas, y  ante el advenimiento de la democracia los dos partidos mayoritarias se convirtieron en unidades de negocio. Desde el ‘99, gobierna el “cordobesismo”, que es esta cuestión disfrazada de peronismo, pero en donde también converge la UCEDÉ, es un gran Frankenstein. Esa misma clase dirigencial de familias patricias y señoriales de Córdoba que diseñaron el golpe y que hoy caminan impunemente por la calle, son quienes manejan los destinos de esta provincia. Esta era una Córdoba Industrial que no está más, acá hubo un industricismo. Hoy tenemos una provincia agroexportadora por excelencia, donde los grandes grupos económicos son los que le marcan la agenda a Schiaretti. El cordobesismo termina siendo gerente de los grupos de poder.

En ese marco, una provincia explotada, hoy con un colapso sanitario tremendo y donde los números y los niveles de desigualdad nos ponen por encima de la media a nivel nacional, en pobreza, desocupación, precarización laboral y distribución de la riqueza. Una provincia donde hay grandes niveles de corrupción, donde pagamos las tarifas por servicios más caras del país, con una visión impositiva regresiva, donde las grandes corporaciones partidarias se convirtieron en unidades de negocios y ahí nace, lo que hoy sucede como fenómeno en Córdoba, la gran simpatía que despierta un partido de derecha como el PRO. Es increíble, el 25 de mayo fue la provincia que más movilizó.

El terrorismo de Estado trajo la derrota cultural, hemos perdido la disputa por el sentido y la conciencia y bueno esa es la tarea que tenemos. Todo esto ha generado una gran crisis dirigencial en Córdoba, la gran mayoría de los sindicatos con secretarios generales que hace 40 años están en el mismo lugar, la mayoría son empresarios y en esa lógica, hay un movimiento obrero muy fragmentado con poco poder de fuego. Pero que esa gran derrota cuesta, recién ahora están empezando a surgir nuevos cuadros sin obstáculos internos, a nosotros nos pasó en ATE, tuvimos que ganar una elección con 5 listas en 2019 y nos pasó en la CTA. Todo lo que no define la rosca y las mesas chicas, lo hacen los afiliados y las afiliadas, por eso es importante que haya democracia sindical de verdad.

Estamos en un nuevo aniversario del Cordobazo, hablaste de la derrota cultural propiciada por la dictadura, venís de una familia con militancia en los setenta, ¿Qué enseñanza para este presente nos deja este hecho histórico tan importante?

Primero, el Cordobazo no se crea de manera espontánea, eso es un mito. No olvidemos que esta provincia fue germen de la constitución de las organizaciones revolucionarias. Esos gérmenes estaban en los grandes frentes de masa, entre ellos el movimiento estudiantil y el sindical. Hubo un gran componente que planificó el Cordobazo, lo hizo un movimiento estudiantil que estudió en una universidad con hijos de obreros, no es el mismo sujeto estudiantil que el de hoy y el movimiento obrero eran trabajadores industriales calificados que cobraban muy buenos salarios (es decir que también rompe con el mito de que hay que estar en las peores condiciones para poder parir una rebelión popular). Me quedo con lo previo de los grandes programas como Huerta grande y La Falda, que hablan de no subestimar a los laburantes, queremos discutir el país.

Lo que dejó como enseñanza es la unidad obrera-estudiantil, tener no solamente pliego de reivindicaciones, sino también pliegos programáticos. Fue un periodo de una primavera política excepcional. El secretario general de ATE, Héctor “La Perra” Castro, terminó siendo cuatro años después diputado obrero en el parlamento cordobés, llevando un montón de pliegos reivindicativos que se convirtieron en leyes. Nosotros decimos que ATE fue la cuarta pata del Cordobazo. Fue un momento de esplendor, en algún momento tiene que brotar de vuelta, si no somos los hijos de ese Cordobazo, serán los nietos. Creo que la mejor generación fue la del 70 y el legado que nos dejaron es que hay que seguir alumbrando este nuevo tiempo para construir una patria socialista con justicia social.