Fue visto por última vez el 30 de abril cuando la policía bonaerense lo subía a un patrullero. Había emprendido un viaje "a dedo" desde la casa de su madre en Pedro Luro y se dirigía a la de su ex pareja en Bahía Blanca.
En el camino, el joven de 22 años fue detenido por infringir la cuarentena, las autoridades contactaron a Cristina Castro, su madre, para constatar el domicilio y luego nada se supo de él. Treinta y seis veces lo llamó la chica que lo esperaba pero no recibió respuesta, el teléfono ya estaba apagado.
Tras la denuncia de la familia se abrió una causa por "averiguación de paradero" en la Ayudantía Fiscal de Villarino, investigación plagada de irregularidades, inconsistencias y declaraciones contradictorias de los policías, según manifiesta en un comunicado la Comisión Provincial por la Memoria, querellante de ésta en su función de Mecanismo Local de Prevención de la Tortura de la provincia de Buenos Aires.
Frente a los hechos presentaron a la justicia federal una denuncia penal para que se investigue la desaparición forzada y se desplace de la investigación a la Policía Bonaerense. Además de involucrar a los organismos internacionales de derechos humanos.
"La desaparición forzada de persona es un delito de lesa humanidad. La sola posibilidad o sospecha de estar frente un hecho de esta extrema gravedad institucional obliga a actuar de manera rápida y eficaz. Facundo Astudillo Castro tiene que aparecer con vida, es un reclamo no sólo de la familia y de los organismos de derechos humanos, es un reclamo que tiene que atravesar a toda la sociedad", finaliza el comunicado.