Por David Pike

El primer informe del registro Renatep, presentado este mes, arroja que ya llevan inscritos más de 2 millones de trabajadores y trabajadoras de la economía popular. Dentro de la rama de Servicios Socio Comunitarios se cuentan más de 550 mil, de los cuales más del 60% son trabajadoras/es de comedores y merenderos comunitarios, aproximadamente 330 mil.

Según el Ministro Daniel Arroyo para agosto del año pasado, “11.200.000 de personas se alimentan de comedores y merenderos en los barrios”, tanto en los comunitarios como en los escolares. Esta dolorosa realidad vuelve un imperativo moral proteger la vida de quienes ponen el cuerpo a diario para enfrentarla. Solo una batalla cultural perdida, principalmente contra los medio hegemónicos de comunicación, puede explicar que aun este conjunto de trabajadores y trabajadoras no formen parte del cronograma de vacunación y lo que es peor, que se vea con desprecio si eso así sucediera.

La Unión de Trabajadorxs de la Economía Popular (UTEP), el nuevo sindicato de trabajadores y trabajadoras de la economía popular que ha obtenido recientemente la personería social, mediante un comunicado reclama “la necesidad de la incorporación al cronograma de vacunación de los y las trabajadoras socio comunitarias en conjunto con el reconocimiento del trabajo estratégico que realizan, poniendo en riesgo sus vidas y sosteniendo la de muchas familias en todo el país”. “Desde que comenzó la pandemia, estas trabajadoras se organizaron todos los días para llevar adelante ollas comunitarias, estirar raciones, y alimentar a cientos de vecinos y vecinas que se irían a dormir con hambre”, afirma el comunicado.

Paradójicamente, la derecha que gobierna la Ciudad de Buenos Aires fue la primera jurisdicción en incorporar a estas trabajadoras dentro del calendario y aquellas que tengan más de 55 años ya pueden inscribirse. A la vez, la provincia de Misiones ya habría acordado avanzar en el mismo sentido. Recordemos que varias cocineras populares han fallecido producto de la pandemia como "Ramona" Medina de La Poderosa, en la Villa 31; Lourdes Huarachi del FOL, en Villa 20 de Lugano; Petra de la OLP, en Villa Celina; entre varias otras.

El comunicado de la UTEP estipula que “además de alimentar al barrio, realizan tareas relacionadas a la salud, al género, al apoyo escolar, al medio ambiente, al abordaje de consumo problemático y brindaron información relacionada al cuidado, los protocolos, los testeos y la vacunación, entre otras”, por lo cual siguiendo el registro habría que contabilizar otras más de 25 mil trabajadoras entre promotoras de salud, de género y socio educativo.

El plan de vacunación del gobierno nacional que define el orden de prioridades puede ser completado en el próximo mes según el cálculo de vacunas que estarían llegando al país. Sin embargo, desde distintos sectores de trabajadores reclaman ser incorporados al plan por su grado de exposición ante el virus, no solo las cocineras populares, también ferroviarios y colectiveros. Les trabajadores de la Línea 60 realizaron varios bloqueos semanas atrás con ese reclamo. Un reconocimiento a su labor y a las vidas que se han perdido sería un gesto deseable de un gobierno sensible a las necesidades populares.

Foto Portada: LM Cipolletti