Por Daniela Martinez

¿Qué pasa cuándo tu pareja te dice que se ha enamorado de otrx? ¿Se acaba el amor? ¿Por qué se acaba? El Divorcio cumple 36 años de legalidad en nuestro país, cuando un 08 de junio de 1987 entró en vigencia tras su sanción legislativa.

Daniela Martinez nos invita a pensar las relaciones en esta nota que entrecruza la serie Scenes from a marriage (Escenas de un matrimonio) de Bregman con su versión actual y el análisis sociológico de Eva Illouz.

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La relación de Marianne y Johan empezó por ser una amistad, tenían amigos en común y en un determinado momento estando ambos solteros Mariane le propone a Johan que intenten algo. Mariane y Johan son la pareja perfecta, ambos son profesionales que disfrutan de sus trabajos, no tienen problemas de dinero, tienen dos hijas y fundamentalmente todo lo hablan. Llevan casados diez años y son considerados por sus amigos y familiares como una pareja exitosa.  Un día Johan cae anticipadamente a la casa de campo donde se halla su esposa con sus hijas, Marianne se pone muy feliz y contenta dada la sorpresa, le ofrece un bocadillo, tomar una cerveza y charlan un rato amenamente. En cierto momento Johan queda taciturno, a la pregunta de su esposa sobre qué le pasaba, este le responde que se ha enamorado nuevamente.

Scenes from a marriage (Escenas de un matrimonio) fue en principio una miniserie del fallecido director sueco Ingmar Bergman que consta de seis episodios y fue emitida en 1973. Más tarde se convirtió en un largometraje de casi tres horas. Bergman narra los vaivenes en la vida de Johan y Marianne y nos cuenta cómo se van vinculando conforme pasan otros diez años. En la época donde se estrenó Scenes from a marriage, la serie tuvo una alta audiencia y desató una polémica puesto que no faltaron las voces que le adjudicaban la responsabilidad por la suba de divorcios que se suscitó luego de la aparición de esta historia en la televisión sueca.

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En nuestro país la ley de Divorcio Vincular tuvo diferentes escenarios. Durante el segundo gobierno de Perón, se sancionó la ley  N°14.394 de divorcio vincular la cual legislaba sobre la familia, los menores, y los bienes. Sin embargo, en 1956 la autoproclamada Revolución Argentina la puso en suspenso bajo decreto impidiendo que nuevos casos se presentaran ante la justicia.

No fue hasta el gobierno de Raúl Alfonsin donde primero obtiene media sanción el proyecto de ley en la cámara de Diputados el 19 de agosto de 1986; y casi un año después, luego de una larga espera, es aprobado en la cámara de Senadores, el 3 de junio de 1987. De esta manera, será promulgada el 08 de junio al ser publicada en el Boletín Oficial. La misma establecia las causas por las cuales los conyuges podían disolver el matrimonio heterosexual, como  por ejemplo si existía una separación de hecho entre los mismos sin voluntad de volver a unirse por al menos 3 años, también permitía a las personas divorciadas a volver a contraer nupcias. Entre 1987 y 1989 , se inscribieron más de 40.000 divorcios.

En agosto de 2015 se puso en vigencia el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación se incorpora el ya famoso “divorcio exprés”, esta legislación eliminó el plazo de tres años de separación como requisito para iniciar la disolución del vínculo y también la figura del divorcio contradictorio, acortando los tiempos procesales.

Según estadísticas de la Ciudad de Buenos Aires desde 1987 en adelante la tasa de divorcios se mantiene bastante estable. En cuanto a la duración de la mayoría de los matrimonios que terminaron en divorcios superó los 10 años y la mayoría correspondieron a rupturas de primeras uniones. Por otro lado el número anual de matrimonios registrados en la Ciudad en 1990 fue aproximadamente de 22.000, en tanto que en el año 2019 de 11.220, lo cual deja en claro un  un pronunciado descenso en veinte años de casi la mitad, mientras que la tasa de divorcios se mantuvo.

Estas cifras se replican a nivel mundial con lo cual podemos preguntarnos ¿Cuáles son las causas por las cuales han mutado de esta manera los vínculos? ¿Que están manifestando?

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La socióloga marroquí Eva Illouz plantea en su libro El fin del amor. Una sociología de las relaciones negativas, que existe generalizadamente una incertidumbre emocional en el amor, ligado al romance y al sexo, la cual se manifiesta como resultado de las maneras en que la ideologia de la elección individual se vincula a la idea de libertad individual ligadas al capitalismo y la cultura de la modernidad.

Si la noción cristiana de amor está asociada a la castidad y a la fidelidad como virtud, basta con recordar la ley Iulia  impuesta por el emperador Augusto en el 18 a. C.  que castigaba con el destierro al adulterio. Según Illuoz, en la modernidad se da paulatinamente un cambio de paradigma, “ las personas que vivieron durante la formación de la modernidad lucharon por el derecho a gozar de una sexualidad libre de restricciones comunitarias o sociales [asociadas al matrimonio como método de reproducción y sustento de la sociedad toda], los actores de la modernidad contemporánea dan por sentado que la sexualidad es una elección y un derecho incuestionado e incuestionable”.

En la versión de Bergman, Marianne es entrevistada y al describirse dice que “está casada con Johan y que tiene dos hijas”. Este personaje cumple un rol de esposa burguesa la cual no problematiza con todo aquello que es “esperable” de ella: no solo es una profesional que trabaja, también es madre, una esposa abnegada, incansable, dedicada a su familia y también a su cuerpo (dado que se preocupa por su figura haciendo dietas) sumisa y comprensiva al punto tal de ofrecerse a hacerle la valija a su marido cuando este se está por ir con la amante, dado que, según ella le dice él no es bueno en eso (armar la valija). Por su parte Johan al explicarle los motivos que lo han llevado al cansancio expresa todos los compromisos sociales que tenía la pareja y las expectativas que tenían de ellos todos quienes los conocían.

Por el contrario en la nueva versión norteamericana de 2021, dirigida por Hagai Levy y  protagonizada por Jessica Chastain, en el papel de Mira, y Óscar Isaac en el rol de Jonathan se invierten los roles. En esta serie la mayor proveedora en la economía familiar es Mira, la mujer y también es la que menos tiempo se halla en el hogar dado que es exitosa en su trabajo para una multinacional, y es también quien notamos en las primeras escenas incomoda cuando le preguntan sobre temas relacionados al matrimonio tales como la monogamia.

A la inversa de la versión de Bergman [alerta spoiler] ahora es la mujer quien deja a su esposo por un joven apuesto mucho menor que ella y en quien no recae en mayor medida el cuidado de la hija en común luego de la ruptura. Lo que dejan en claro ambas producciones tiene que ver con cómo fluctúan, mutan y se acomodan los vínculos a lo largo del tiempo, en que el amor nunca termina de acabarse pero sí que sufre sus modificaciones y que los parámetros con los que en otra época se ajustaban las relaciones, los matrimonios y el amor están cambiando.

Según Eva Illouz en la era de la posmodernidad “ la libertad se ejerce de manera incesante por vía del derecho a no involucrarse en relaciones, o bien, a desvincularse de ellas” es decir, “elegir la deselección”. Esta no elección o “elección negativa” se configura con el mandato posmoderno que pone en el eje en el “maximizar el yo”.  Para esto la autora va a afirmar que los goces del hombre casado están definidos y por lo mismo asegurados. Esa certidumbre consolida su coherencia mental. Por su parte,  la situación de los solteros es diferente: este puede entablar vínculos legítimos sin reglas lo que, de alguna manera, lo lleva a aspirar a todo pero nada le termina de satisfacer: “La esperanza sólo permite contemplar la posibilidad de un nuevo placer con una duración probablemente efímera”.

Finalmente, resulta encomiable siempre poder tomar decisiones sobre nuestros vínculos. Divorcio, tiene su origen en el verbo latino verto, que significa volver, dar la vuelta, girar o hacer girar. Los matrimonios tanto el de Marianne y Johan como el de Mira y Jonathan llegan a un divorcio. Las relaciones pueden ir girando, mutando, tomar nuevas formas,  se reinventan, las reinventamos y nos reinventamos, bajo otros acuerdos; sin embargo, el amor nunca muere entre ellos. Festejemos la libertad y la resiliencia, que también es elegir en el cómo…