|Por Florencia Guimaraes

El día 31 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Visibilidad Travesti Trans, fecha adoptada en todo el mundo para reivindicar la dignidad y los derechos de las personas travestis y trans, reflexionar y profundizar sobre las condiciones de vida que atravesamos quienes nos salimos del modelo cisheteronormativo impuesto por el sistema patriarcal.

Esta fecha se conmemora desde 2009. Es una fecha impulsada por la activista estadounidense Rachel Crandall, con el fin de sensibilizar y concientizar al entorno sobre la discriminación existente hacia nosotres.

Las personas  travestis y trans vivimos atravesadas por la discriminación estructural, múltiples violencias y la exclusión en todos los ámbitos durante casi toda nuestras vida. En casi todos los casos, enfrentamos cotidianamente obstáculos para acceder a derechos fundamentales, como el derecho a la educación, la salud, la vivienda, la participación política, la justicia y el trabajo.

Insisto en la necesidad de seguir visibilizando, profundizando y exigiendo por vidas libres de violencias

Sobre la forma de supervivencia económica de las feminidades travestis y trans, es necesario seguir visibilizando, que aún hoy, a pesar de las leyes que logramos conquistar como comunidad organizada, casi el 90 % de nosotras subsiste de la prostitución forzosa, acá y en casi todo el mundo. Tengo la convicción, como sobreviviente de prostitución, que es necesario comenzar a utilizar las palabras que corresponden para visibilizar como el sistema prostituyente se apropia de nuestras vidas, y digo prostitución forzosa, porque en el caso de las personas travestis y trans, somos arrojadas a las esquinas, no tenemos aun un abanico de posibilidades donde podamos decir: quiero ser médica, maestra, almacenera, diputada, etc. El lugar en el que somos ubicadas por la sociedad es en la prostitución, no somos vistas aun como fuerzas productoras de trabajo, generadoras de cultura, de saberes, nos petrifican allí, en las esquinas, en los bosques, en departamentos privados, siempre ocultadas, consumidas en la clandestinidad.

Claramente hay gran responsabilidad por parte del Estado, al no cumplir con las pocas leyes y políticas públicas destinadas para nuestra población. Si hablamos del acceso al trabajo, a través de la Ley de cupo e inclusión laboral Lohana Berkins Diana Sacayán, debemos de decir que no se cumple con los ingresos que debería; si abordamos la temática del acceso a la salud, debemos recordar que todavía, a casi 10 años de sancionada la Ley de Identidad de género (26.743) , no se efectiviza el artículo 11 de dicha ley, acceso a la salud integral. En este punto quiero detenerme, como travesti que vive con silicona industrial en su cuerpo, todavía la medicina no logra, o poco le interesa abordar esta problemática que sigue siendo una de las principales causantes de muertes evitables de travestis y mujeres trans, hablar de acceso a la salud desde el Estado se convirtió meramente en hablar de hormonización, y nada más.

La visibilidad en todos los ámbitos es una herramienta de gran ayuda para derribar mitos, prejuicios y estigmas que continúan fuertemente arraigados en casi todas las culturas.

En esta fecha y cada día, es importante visibilizar los crímenes de odio hacia las personas travestis y trans, hablar de travesticidios y transfemicidios debería ser parte de la agenda política y social, ¿o acaso las vidas travestis trans no importan? Este es un tema que sigue muy invisibillizado tanto por los medios hegemónicos de comunicación, como por parte de diferentes y diversos espacios de participación política. Seguramente y no casualmente pocas personas saben que la mayoría de los travesticidios encuadrados en crímenes de odio, se dan en contexto de prostitución, tanto en la vía publica, como en los lugares donde se ejerce esta, y que estos crímenes son llevados a cabo por varones que consumen prostitución, integrantes de las fuerzas de seguridad, algún amante de turno, etc.

Es importante aclarar que cuando hablamos de travestidicios hacemos la distinción entre travesticidios y travesticidios sociales, los segundos, tienen que ver con cómo enunciar las muertes evitables, el travesticidio social comienza su recorrido desde la exclusión temprana del hogar, siendo niñas, la exclusión de las demás instituciones como el sistema de salud, el de la educación, la vivienda y el trabajo, entre otros, por el simple hecho de ser una persona travesti o trans, todas estas exclusiones sistemáticas, llevan a la precariedad de nuestras vidas, y al travesticidio social, muertes jóvenes evitables.

Casi el 90 % de nosotras subsiste de la prostitución forzosa, acá y en casi todo el mundo.

Sabemos que la visibilidad en todos los ámbitos es una herramienta de gran ayuda para derribar mitos, prejuicios y estigmas que continúan fuertemente arraigados en casi todas las culturas. La discriminación se sigue manifestando de múltiples formas, los discursos de odio van de la mano de la avanzada de los movimientos anti-derechos, vemos cómo se replican en las redes sociales, en los medios de comunicación, en las manifestaciones publicas, e incluso en los espacios feministas que desde hace mucho veníamos construyendo colectivamente.

Las personas travestis trans vivimos con el alarmante número 35, como expectativa de vida, despidiéndonos y enterrando a nuestras compañeras  constantemente, el miedo a la muerte temprana no solo es una cuestión material, también trabaja profundamente sobre nuestras subjetividades provocándonos mucha angustia, e incluso en jóvenes, muchas veces, intentos y lamentablemente suicidios.

Insisto en la necesidad de seguir visibilizando, profundizando y exigiendo por vidas libres de violencias, donde las niñeces travestis trans dejen de ser, también, como nosotras, patologizadas, niñeces donde sus voces sean no solo escuchadas, sino también valoradas, libres de toda forma de abuso adultrocéntrico, orgullosas de poder decir soy travesti o trans.

No quiero cerrar estas palabras, que podrían ser muchísimas más, sin seguir preguntándoles, ¿dónde está Tehuel? Por quien seguimos exigiendo una respuesta desde el 11 de marzo del 2021, cuando saliese de su casa en busca de trabajo, más precisamente en busca de una changa ante la falta de oportunidades laborales, ante el no acceso a la Ley de cupo e inclusión laboral travesti trans. La desaparición de Tehuel es otra muestra de la precariedad de nuestras vidas, de la discriminación estructural de manera sistemática y de la persecución de las fuerzas represivas del Estado que sigue vigente, naturalizada y avalada política e institucionalmente hacia las personas travestis trans.

Deseamos vivir en otros mundo posibles, esos fueron los sueños y legados que nos dejaron nuestras compañeras, amigas y hermanas de luchas travestis Lohana Berkins y Diana Sacayán, a quienes tuvimos que decir hasta siempre con dolor y furia, sabiendo que estarán siempre en cada lucha contra el sistema travesticida en el que vivimos, allá desde el cielo rojo de las travas, con el puño en alto.