Por David Pike / Fotos: Antonella Guiso.-

El Día Mundial del Hábitat encuentra a nuestro país en una crisis habitacional que arrastramos desde hace décadas. La creciente urbanización que alcanza al 93% de nuestra población ha generado una fuerte concentración en las áreas suburbanas. Situación que aqueja principalmente a las grandes ciudades como Rosario, Córdoba y Buenos Aires. En ese contexto, ante la falta de planificación de los gobiernos, son los pueblos los que toman en sus manos el problema y buscan soluciones, recuperan tierras abandonadas y edifican barrios populares, son 4416 en el país según ha relevado el registro de RENABAP.

En el conurbano bonaerense, según este relevamiento oficial realizado por los mismos movimientos sociales, hay mil barrios populares. Las tomas de terrenos es un fenómeno que se extendió en la Provincia de Buenos Aires a partir de la década del ‘80. El primer asentamiento del que se tenga registro, según chequeado.com, es de 1981 cuando 4.600 familias ocuparon un terreno en Solano. “Hasta entonces existían villas, pero no había ocupaciones de terreno pensadas como barrios para que pudiesen urbanizarse”, menciona Olivia Sohr para dicho portal. La pandemia agravó la crisis económica y social haciendo que el problema habitacional se profundizará y generando el impulso de nuevas tomas de tierras. En Guernica, según el censo realizado más del 70% de las y los ocupantes están desocupados/as y más del 85% de las familias responde que la razón por la que ocupó el predio es porque no podía pagar más el alquiler.

El diario La Nación, fiel representante de los grupos concentrados de poder y sus intereses inmobiliarios, publicó ayer domingo una nota que registra el supuesto pedido de les vecines de Guernica que reclaman el desalojo de las tierras ocupadas de la toma más grande del país. A la vez que reclama en la tapa del mismo día, el desalojo de una toma de 200 familias en Rosario y exacerba una guerra de pobres contra pobres, reduciendo la problemática a una grieta entre ilegalidad y propiedad privada. Por la noche, en su programa de televisión Jorge Lanata sacó de la galera el viejo truco la Teoría de los Demonios, que tan mal le ha hecho a la militancia popular, para intentar desprestigiar la toma de Guernica y mencionar tras de ella a Roberto Perdía por su pertenencia a la Gremial de Abogadxs, organización que patrocina a las y los vecinos de la toma. Desde ya, acusar al abogado defensor del supuesto delito de su defendido no guarda mayor sentido, por más cuerpo que le ponga solidariamente la Gremial al caso, sin mencionar que la acusación es malintencionada y para ello solo basta leer las palabras del propio Perdía en la entrevista que le hice el domingo pasado, pero la operación no tiene su potencial en la investigación, sino en el circo de exacerbar la misma grieta.

Los movimientos populares han presentado proyectos para la creación de un millón de chacras en tierras fiscales y demandan la urbanización de los actuales barrios populares, la cual cuenta con una ley nacional al respecto. El gobernador Kicillof presentó un ambicioso plan que prevee, con una inversión de 190 mil millones de pesos, 507 proyectos de urbanización de barrios populares, la construcción de más 30 mil nuevas viviendas, la reactivación de otras casi 10 mil, la creación de 18 mil lotes con servicio, otras 18 mil obras para la mejora del habitat y la creación de un PROCREAR provincial. Sin embargo, para la toma de Guernica, aún no tiene más política que caracterizarla como ilegal, en consonancia con el gobierno nacional, y a pesar de reconocer como legítima la demanda, promover el retiro voluntario de las y los ocupantes sin darles una solución de fondo. El Secretario de Derechos Humanos de la UTEP, Lito Borello, en el marco de una jornada de lucha convocada para hoy desde la Mesa Gremial 19 y 20, expresó para FM Riachuelo, "los gobiernos deberían tener voluntad de empoderar a los sectores populares, en estos niveles de desigualdad no alcanza con las instituciones si no hay fuerza popular organizada para enfrentar al poder fáctico."

En el día mundial del hábitat, se pone en cuestión la batalla cultural entre dos formas de ver la misma grieta; para el establishment, ilegalidad o propiedad privada; para los sectores populares, intereses inmobiliarios o derecho a una vivienda digna.