|Por Antonella Giuso

Se cumplieron cuatro años del femicidio de Natalia y Nuria, una estudiante de 15 años y una graduada de 18, de la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano del barrio porteño de Barracas. El hecho que movilizó a toda una comunidad educativa, ocurrió el 11 de octubre de 2016 en la plaza Irala, a pocas cuadras del colegio. Allí se encontraba el femicida Mariano Bonetto, quien había premeditado el ataque que semanas más tarde le provocaría la muerte a las estudiantes.

En diálogo con este medio, Cho Chaparro, amigue de Natalia, afirmó que desde aquel día cambió "absolutamente todo" y destacó lo desesperante de saber que lo visto en las noticias estaba ocurriendo en primera persona. "Hubo una reconfiguración en mi forma de ver el mundo, y empecé a sentir realmente las injusticias (...) a mi me despertó una chispa militante, tratando de encaminar mi vida hacia un futuro en el que nadie deba sufrir lo que sufrimos nosotres. Creo que para todes ese momento fue un antes y un después que nos va a acompañar siempre".

En el año 2018, el Tribunal Oral en lo Criminal N°22 declaró culpable a Bonetto condenándolo a prisión perpetua. La victoria para quienes lucharon por su encarcelamiento llegó tras una intensa pelea en el poder judicial que en dos ocasiones lo había declarado inimputable y sobreseído. La representación en la querella de Anna Rodionova, madre de Natalia y la visibilización del caso por parte de les amigues de Nat y Nuria, fueron clave en el proceso. "Creo que para todes fue una oportunidad de empezar a sanar. Fue un alivio, sentir que todo ese esfuerzo había servido de algo", recordó Cho.

Casi como un término inseparable -Nat y Nuria- representan lucha, convicción y arte para quienes conocen su historia. Ambas fueron activas militantes en el centro de estudiantes y habían participado de las movilizaciones del Ni Una Menos en junio de 2015 y 2016. En este sentido, Chaparro señaló, "Con el feminismo y la lucha por la educación pública siento que me reconecto con ellas, porque no es un caso aislado, y porque algo de ellas está con nosotres cada vez que salimos a las calles por nuestros derechos".

El femicidio de las jóvenes significó un quiebre en los debates que hasta entonces habían tenido sus compañeres en torno a la violencia de género. El manejo ineficiente de las autoridades ante una situación de esta gravedad evidenció la falta de formación y atención a la problemática, "No existe una verdadera red de contención institucional.(...) De todas maneras no creo que sea una falla personal, pero sí un problema sistemático de falta de presupuesto en la educación pública y en la atención a la salud mental", apuntó le jóven que, a su vez, remarca "Mientras exista una continuidad del sistema capitalista y patriarcal la violencia machista no va a terminar. Pero mientras tanto hay muchas cosas que se pueden hacer" aludiendo a la aplicación de políticas públicas del área.

Así como Nuria y Natalia, les pibes de la escuela tienen un gran compromiso y sensibilidad social. Sus amigues, frente a cualquier otro pronóstico válido, afirmaron las convicciones que construyeron junto a ellas y se niegan a que sean un caso más. Cho, señalando el contexto actual y en vistas a algo mejor, finaliza "Es un momento muy difícil para todes, creo que es importante ser solidaries con las personas cercanas a nosotres y con las luchas que se están dando en el país y en el mundo. Espero que pronto nos volvamos a encontrar en las calles y volvamos a abrazarnos".