Ayer, el colectivo travesti-trans fue protagonista de una jornada histórica de celebración, lucha y conquista de derechos. Pasadas las 18 h, el altoparlante del Congreso se dirigió a la plaza colmada de festejos, banderas y carteles. Confirmó lo que todes estaban esperando: el cupo laboral travesti-trans se convirtió en ley. “Esta sociedad nunca más nos va a arrojar a la calle o a la prostitución como única opción para sobrevivir. Ahora podemos elegir”, expresó, entre lágrimas, Alma Fernández, activista travesti.

“Mucha esperanza para que les niñes, les pibes, se piensen en otros lugares que a nosotras no nos permitieron, que a nosotras nos arrebataron desde pequeñas”, sostuvo emocionada Marlene Wayar, y agregó, “Es para nosotras, por nuestra historia pasada, pero para construir historia a futuro. Que nadie se atreva con nuestres niñes nunca más”. El derecho conquistado gracias a la militancia y organización de la comunidad durante años significa un importante cambio para el presente, pero también para el futuro principalmente de las niñeces trans. Sobre esto, Tiziana, una niña trans salteña, de 13 años, dijo que, a partir de esta ley, espera: “Respeto y que nos incluyan a la sociedad. Que sepan de nosotros”, y añadió, “Para mí es luchar por les niñes, jóvenes y adolescentes diversas y trans para estar seguras de no estar en la calle”.

La posibilidad de acceder a un trabajo formal es parte de una reparación histórica para la comunidad más vulnerada y marginada de la sociedad, cuya única manera de subsistir es la prostitución. “Nos han juzgado, nos han perseguido mediantes los edictos policiales, nos han quitado toda la posibilidad de ser parte de este Estado, entonces hoy nosotres les hemos contestado todo”, señaló Lara María Bertolini, feminista, travesti y activista, según su autodefinición.

Para Florencia Guimaraes, presidenta de la Casa de Día Lohana y Diana para personas trans, la proclamación de esta ley constituye un hecho “histórico para la democracia, la sociedad y sobre todo para nuestro colectivo”. Además, reivindicó los años de lucha que implicó y a las compañeras que la impulsaron desde el campo popular “Si hoy llegamos a esta instancia fue por una Diana Sacayán que en el 2001, en La Matanza, interpelaba al movimiento piquetero diciendo ‘trabajo para las travas’ y la miraban como diciendo ‘¿de qué estás hablando?’”.

Por otro lado, Guimaraes reflexionó sobre la falta de empatía social y acompañamiento en las calles respecto a los temas que competen al colectivo: “Tenemos que ponerlo sobre la mesa porque siempre estamos hablando de que las travestis estamos a la intemperie emocional y del Estado. Hoy se nota porque no hay un abrazo colectivo y masivo hacia la población que celebra”. Y agregó que “las vidas travestis y trans siguen sin importar o importan sólo a la hora de una foto”. Para concluir, sostuvo que las travestis son “parte de la clase trabajadora”, por lo tanto, sus “demandas deben ser levantadas por todas las compañeras y los compañeros''.

La ley establece que el 1 por ciento de la planta del sector publico debe estar ocupado por el colectivo travesti-trans y otorga incentivos a empresas privadas para su implementación, Guimaraes sostiene que su objetivo “es que las compañeras puedan tener una oportunidad de salir de una esquina, de la calle y que la prostitución no sea una imposicion, sino todo lo contrario. En todo caso, que cada quien tenga un abanico de oportunidades para lo que quiera hacer con su trayectoria de vida”.

Fotos: Antonella Giuso