Hace exactamente dos años, los pensamientos y deseos de miles de pibas en todo el país se unieron bajo una misma consigna: que el aborto sea ley. En Diputados, la ley del aborto legal, seguro y gratuito ya había obtenido la media sanción, ahora faltaba el Senado.
Ese 8 agosto del 2018, una marea verde colmó las calles aledañas al Congreso de la Nación esperando la votación de los y las senadoras. Cientos de colectivos y combis llegaban de distintas ciudades y provincias para confluir en ese mundo verde que era el centro de Buenos Aires. Luego de horas de frío, nervios e incertidumbre, que fueron combatidas con mates, bailes y batucadas, por fin llegó la hora de la votación. Las pantallas mostraron el tablero de votos y el resultado fue desgarrador: 38 senadorxs nos arrancaron la ilusión, eligiendo la clandestinidad y la muerte por sobre la vida y los derechos de las personas gestantes.
Dos años después, el recuerdo todavía duele, pero más duelen las miles de mujeres que murieron en abortos clandestinos. Muertes que, por supuesto, pudieron haberse evitado de no ser por aquellos dinosaurios disfrazadxs de senadorxs.
Se logró poner sobre el escenario un debate tan necesario como el derecho a decidir.
A pesar de la bronca, la angustia y la impotencia que dejó aquella histórica jornada lucha hubo algunas victorias. Se logró combatir la condena social, se logró poner sobre el escenario un debate tan necesario como el derecho a decidir y las maternidades deseadas y, algo fundamental para las luchas populares, se ganaron las calles.
El cambio de gobierno y la ya conocida posición del presidente renovaron las esperanzas de los movimientos feministas, aunque la pandemia, la cuarentena y la fuerte crisis económica volvieron a opacar la ilusión. Pero no habrá retroceso, el Estado sigue en deuda con nosotras y la pelea por el aborto legal, seguro y gratuito está más vigente que nunca y tarde o temprano será ley.
Foto: Latinoamérica Piensa