A 30 años del primer Día de Lucha por la Legalización del Aborto, en Argentina el aborto sigue siendo clandestino y continúa siendo la causa de muerte de millones de mujeres, niñas y personas gestantes que no desean ser madres.

La fecha se declaró en el marco del V Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe celebrado en San Bernardo, Argentina, en 1990, y luego se extendió a nivel internacional. La propuesta del día fue presentada por la delegación brasileña en conmemoración del 28 de septiembre de 1871, día en que se promulgó en Brasil la Ley de Libertad de Vientres por la que se consideró libres a todxs los hijos e hijas de mujeres esclavas nacidxs a partir de ese día de aprobación de la ley.

Tres décadas más tarde de aquella promulgación histórica y mundial, el reclamo aún se mantiene vigente. En el 2018, Argentina tuvo la posibilidad de legalizar el aborto y de garantizarle a las personas gestantes el derecho real de decidir sobre sus cuerpos, pero el voto negativo de 38 senadorxs volvió a hundirlxs en la clandestinidad. No obstante, la marea verde que llevó el proyecto de ley al Congreso, no aflojó su lucha.

En marzo, el presidente Alberto Fernández manifestó su compromiso porque la Ley de la Interrupción Voluntaria del Embarazo sea sancionada este año. Días más tardes, arribó al país la pandemia del COVID-19, arrasando con la economía, la salud y, también con la esperanza de que este año el aborto se convierta en ley. Sin embargo, el coronavirus no cesó los abortos clandestinos ni las muertes asociadas a estos. El movimiento feminista sigue resistiendo y acompañando a todxs aquellxs que quieren interrumpir su embarazo, coronavirus mediante, pero la responsabilidad es del Estado. La legalización del aborto es una deuda, es urgente y es prioritaria.