|Por Paola Amado

Las elecciones presidenciales en Colombia realizadas el 19 de junio del presente año dieron como ganadores de la contienda electoral al candidato de izquierda Gustavo Petro y a su compañera de fórmula, Francia Márquez Mina. Ambos representaban la propuesta política del Pacto histórico, partido cuya agenda política está centrada en tres ejes centrales: Paz total, justicia social y justicia ambiental; además del compromiso de continuar con la implementación de los Acuerdos de Paz, firmados en la Habana en 2016.

Este domingo 7 de agosto se realizará la ceremonia de toma de posesión del Presidente electo Gustavo Petro Urrego que gobernará en el período comprendido entre el 2022-2026. En el evento estarán presentes más de 100 mil asistentes, funcionarixs, diplomáticxs nacionales e internacionales  y la ciudadanía colombiana, quienes presenciarán la asunción en la Plaza de Bolívar, ubicada en el centro de la capital del país.

También estará presente la espada de Bolívar, reliquia perteneciente a la lucha de independencia en el hermano país, que fuera para unos recuperada y para otros robada un 17 de enero de 1974 por el M-19, movimiento guerrillero al que perteneció el presidente electo. Los vaivenes de este objeto, sin duda, expresan una continuidad entre la gesta emancipatoria en Colombia durante el tiempo de la colonia y la lucha de muchxs colombianxs que dieron sus vidas por continuar con el sueño de Simón Bolívar: la libertad del pueblo.

El mandatario ratificó su deseo de construir un nuevo clima político en el cual esas diferencias que dividieron al país en las pasadas elecciones no se sigan transmitiendo y reproduciendo en “sectarismos ni de izquierda ni de derecha”.

Se acerca la fecha y persisten los agravios y ataques mediáticos por parte de varios de sus detractores. Pese al triunfo de la voluntad electoral de la ciudadanía, en el seno de la oposición (vinculada al gobierno saliente, aquellos que comparten intereses con los medios de comunicación hegemónicos en el país) se han encargado de generar múltiples ataques en redes sociales, criticando el hecho de que Petro no se haya pronunciado últimamente en estas, como así también se lo cuestiona por haber cancelado varias reuniones programáticas con los alcaldes de las distintas regiones del país.

En contraste con el saliente gobierno de Iván Duque, quien ha nombrado a varios funcionarios en los últimos días, Petro ha optado por esperar para la designación de nuevos ministrxs y funcionarixs en su gabinete.

Invitadxs a la Asunción

El expresidente Álvaro Uribe (2002-2010), líder del Centro Democrático -partido que en los últimos días se declaró en oposición al gobierno entrante- y quien está siendo investigado por la Comisión de Acusaciones por delitos que van desde fraude procesal y soborno, asesinatos extrajudiciales, las masacres del Aro y la Granja, el asesinato del abogado de DDHH Jesús María Valle Jaramillo, anunció en su cuenta de Twitter que no podrá asistir al acto. Tampoco asistirá el expresidente Andrés Pastrana, quien hace unos años fue fuertemente criticado tras aparecer en la "lista negra" de celebridades involucradas en la red de tráfico de Epstein, revelada por Anonymus.

El reto de los próximos cuatros años

En la primera entrevista post-elecciones realizada por parte del periodista Daniel Coronell para la revista CAMBIO, Gustavo Petro respondió una serie de preguntas que tocan distintos ejes problemáticos, aquellos que deberá atender el gobierno entrante en materia económica, política y sobre todo social. El Pacto histórico también asumirá el compromiso de darle una mejor implementación de los Acuerdos de paz, firmados en 2016 en la Habana, por el gobierno de Santos con las Farc.

Petro expresó en dicha entrevista que su gobierno debe afrontar las evidentes diferencias que se mantienen con la oposición. El mandatario ratificó su deseo de construir un nuevo clima político en el cual esas diferencias que dividieron al país en las pasadas elecciones no se sigan transmitiendo y reproduciendo en “sectarismos ni de izquierda ni de derecha”, los cuales contribuyen a incrementar el clima de violencia que ha sido reproducido a lo largo de la historia colombiana, en parte a causa de la polarización política.

El presidente elegido por el voto popular reconoce la dificultad que va a tener que afrontar su gobierno, en cuanto hay dos fuerzas políticas en tensión: las que pertenecen a un sector privilegiado y tradicional de la política, fuerzas que, afirma, “actuarán implícita y explícitamente por morigerar el poder de las reformas necesarias”; y la otra, afirma, es la sociedad misma que lo ha votado, aquella que salió a las calles en el estallido social de abril del 2020 y que exigirá que se lleven a cabo las promesas por las cuales a sido electo.

“La juventud que salió de entre las piedras son esos jovencitos y jovencitas que decidieron, los que van a pedir más reformas (...) el gobierno va a quedar en medio de esas dos fuerzas y quizás todo termina en un punto medio sobre mi experiencia en Bogotá (..), o sea moderar las reformas también un poco, pero hacerlas" .

El gobierno debe llevar a cabo distintas reformas políticas y económicas en los próximos cuatro años para cumplir con los tres objetivos centrales de su plan de gobierno: Paz total, justicia social y justicia ambiental.

El mandatario sostiene sus banderas de campaña y expresó que en materia del modelo político y económico es necesario “el desarrollo del capitalismo en Colombia”. Colombia debería expandir su capacidad productiva teniendo como eje central acciones para afrontar la crisis climática. A la vez, se deben establecer políticas para atender el déficit en las necesidades básicas y las demandas históricas  de lxs colombianxs. Se precisa del desarrollo de un capitalismo democrático, esto quiere decir regulado y en camino al desarrollo económico real, generador de industria y de conocimiento.

Otro punto central será la configuración de un gran Acuerdo Nacional para la implementación del Plan de desarrollo territorial del periodo 2022-2026. Este acuerdo buscará ampliar la participación política, la meta es integrar a la planeación de cualquier obra o desarollo en el país las necesidades concretas de las regiones, para que las decisiones no queden sólo en el ámbito parlamentario.

El panorama para el nuevo gobierno no va a ser fácil, pero no por ello se vislumbra como un escenario pesimista. Petro sostiene la necesidad de cumplir con el mandato que le ha dado el pueblo, reitera la necesidad de llevar a cabo reformas en la policía y el ejército, de normalizar la frontera con Venezuela y así retomar las “profundas relaciones económicas” que existieron durante tantos años entre ambos países.

En cuanto al eje Justicia social, indica que sólo será posible a través de una reforma tributaria, que ya es objeto de polémica. En materia de Justicia ambiental será crucial abandonar el modelo económico extractivista y pasar, paulatinamente, a un modelo económico sostenible, es decir, que se vaya alejando de la explotación de carbón y petróleo. La apuesta de su gobierno será por la inversión y generación de infraestructura en “energías renovables” como la energía eólica y la energía solar. Afirma que posiblemente busque aliados en la región que ya están generando este tipo de “energías limpias”, como es el caso de México y Chile. La justicia ambiental es fundamental para cambiar del tradicional modelo económico extractivista a uno coherente con la realidad ambiental del planeta. Afirma que Colombia podría encarar este tránsito de un modelo a otro, apostándole a fortalecer y fomentar el turismo pero para ello será necesario que todxs lxs colombianxs le apuesten a “la paz total” en todos los estratos de la sociedad.

Se necesita seguir fomentando el desarme, dejar la polarización política de la sociedad de lado y apostarle al futuro de una sociedad que se reencuentre en el diálogo, en la pluralidad de las voces a lo largo de los distintos territorios y de la participación de todxs lxs colombianxs en la consecución del proyecto democrático.

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