"Nos estamos negando nuestra propia soberanía"

Por Antonella Giuso

En esta entrevista, Héctor Beiroa, veterano y referente de ex combatientes en las Islas Malvinas, analiza el proceso de desmalvinización y afirma que luego de este “lo que ha quedado bajo el paraguas de Malvinas no es sólo el reclamo por las Islas, sino la soberanía en general” y señala “hay que hacer una resemantización simbólica, incluso de la terminología que se usa”. Además, en términos de constitucionalidad como país sentenció que “nos estamos negando nuestra propia soberanía”. A lo largo de la nota conversamos también sobre la conformación de la Mesa de Enlace y el discurso que este sector presenta como un único interés sobre el rol de las fuerzas en cuanto a seguridad y defensa.

-El 6 noviembre se cumplieron 200 años del primer izamiento de la bandera de la Argentina en Malvinas, ¿qué significó esta fecha para vos como veterano de guerra?

Fue bastante emotivo. Desde el restablecimiento de la democracia, cuando la causa Malvinas se puso bajo la esfera de un paraguas, es decir se restablecieron las relaciones con el Reino Unido, se dejó de lado la discusión por la soberanía. El canciller de Alfonsín (Dante Caputo) dijo estas palabras "olvídense de la soberanía, lo que viene en el mundo es otra cosa", efectivamente vino la caída del muro de Berlín en 1989, lo que se llamó el mundo unipolar. Eso después se fue abriendo, vino la globalización y ahora una especie de reflujo nacionalista en algunos lugares, de un nacionalismo casi torpe.

La política de Malvinas tuvo sus aristas distintas según el cambio de gobierno, pero este tema del paraguas estuvo siempre, increíblemente. Con Alfonsín, Menem, Duhalde, de la Rúa, Kirchners, Macri, siempre se mantuvo el paraguas de la soberanía y pese a que se presionó un poquito más, todavía ocurren hechos como el del ARA San Juan. Queda demostrado que el Estado argentino no tiene poder sobre su territorio, en este caso marítimo y no podemos hacer siquiera una inspección porque carecemos de submarinos, portaaviones, reequipamiento militar que nos permita mínimamente tener esta cualidad que es la soberanía, que hoy está faltando en el poder argentino, no existe.

-¿Esta crítica es compartida en general por los veteranos de guerra, qué análisis hacen respecto a la soberanía?

Sí, lo que ha quedado bajo el paraguas de Malvinas no es sólo el reclamo por las Islas, sino la soberanía en general. Un Estado que no ha recuperado su poder de decisión, porque eso es la soberanía, tener poder de decisión en nuestro territorio por lo menos. Hoy la Argentina no lo tiene, lo hemos perdido paulatinamente. Muchas veces le adjudicamos al sistema democrático esta falta y en realidad el régimen democrático son las personas que llevan adelante el funcionamiento del gobierno y la población que lo legitima con el voto.

Creo que hay una especie de mensaje hacia lo interno dónde se presentan acciones, hay una agenda, se reivindica, está presente el tema Malvinas obviamente y hay otra agenda hacia el exterior dónde esta suerte de endurecimiento le da más crédito al discurso kelper, al Consejo de las Islas. Pero se siguen manteniendo las relaciones bilaterales, las inversiones inglesas en la Argentina no se vieron afectadas en ningún momento, pese a la Ley Gaucho Rivero de prohibición de buques que comerciaban con Inglaterra. Se sigue manteniendo la misma política en estos 37 años de democracia.

Héctor Beiroa

-¿Crees que es posible un cambio de panorama con la gestión del actual gobierno?

Está política vigente es un problema de las élites argentinas con lo que se llama la causa de Malvinas. Creo que después de la guerra de Malvinas hubo un proceso de desmalvinización.

-¿Cómo?

Por ejemplo, incluso desde el punto de vista semántico, calificar la recuperación de Malvinas como una invasión, decir "Argentina tomó las Malvinas" cuando en realidad estamos recuperando lo que ya nos correspondía. La usurpación es la británica cuando se quedó con las Islas el 14 de junio de 1982. Hay que hacer una resemantización simbólica, incluso de la terminología que se usa, si en los medios de comunicación cuando está cifrado un cable en Puerto Argentino ponen "Puerto Stanley", entonces ya hay un reconocimiento.

La política de desmalvinización es una política de olvido de la recuperación del año 82' y eso lo compensan con acciones de reivindicación que se llevan adelante por toda una lucha de los veteranos de guerra, la población y grupos organizados para poner el tema en agenda entonces, no les queda otra. Pero la primera fase de desmalvinización fue negar el hecho de Malvinas, negarlo rotundamente, propuesta de un pensador francés socialdemócrata, Alain Rouquié dijo “lo que tiene que hacer la Argentina ahora es desmalvinizar” (1984) y esa era la fuente de inteligencia de Dante Caputo y el grupo que estaba en ese momento.

Eso se fue perfeccionando con el tiempo, la política exterior de la Argentina en realidad tiene dos fuentes; una es el Consejo Argentino para las Relaciones

Internacionales (CARI), una subsidiaria del Consejo de Relaciones Internacionales que tiene una revista llamada Foreign Affairs, y ahí se diplomatiza a las políticas exteriores de todos los Estados que forman parte. Hay Estados que con dignidad no aportan ahí. Por lo general, lo que se busca es que la política exterior no se vaya de cierta previsibilidad de las decisiones que se toman, es decir, que nunca más se tome una decisión como intentar recuperar militarmente algo que nos pertenece. Esto está plasmado en la Constitución, Argentina no puede usar la fuerza para recuperar las Malvinas, es la realidad. Partiendo de ahí nos estamos negando nuestra propia soberanía.

Algo que decía Hernández Arregui, es imposible tener conciencia nacional si no tenemos conciencia histórica, sino conocemos nuestra propia historia, geografía, cultura. Hay muchos jóvenes que plantean algo para nuestra generación inadmisible, tener la doble nacionalidad para viajar a Europa, Estados Unidos o cualquier otro lugar. Entiendo todo el proceso de globalización, estandarización, homogeneización de la cultura pero la doble nacionalización es un elemento típico de esta desterritorialización del concepto que tenemos que recuperar que es el de soberanía. Hay muchos que no piensan en su hogar o que su compromiso no tiene que estar en el lugar donde nació y no en otro lado.

-Hay un discurso bastante frecuente en las redes acerca de irse del país hacia cualquier otro de Europa, y algunos defienden esa idea aunque mencionen un “amo mi país” en el medio, un “nacionalismo torpe” y bastante contradictorio

Sí, totalmente contradictorio. Terminan siendo furgón de cola del liberalismo, la fuente ideológica es el tema. Es muy lacerante, sobre todo para quienes tenemos un concepto de soberanía, creemos, bien formado.

MESA DE ENLACE

-Hace algunos días se anunció el lanzamiento de la Mesa de Enlace de las Fuerzas Armadas, ¿cómo interpretas esta presentación?

La famosa Mesa de Enlace tiene o tenía, porque me parece que va en camino a la disolución, varios objetivos concurrentes entre los protagonistas de la misma. Habría que separar por un lado a quienes representan a las fuerzas armadas, sobre todo al ejército, a los que representaban a las fuerzas de seguridad, en este caso la policía y la gendarmería. Tres fuerzas que han tenido una presencia política muy importante en casi todos los años de democracia.

Cada fuerza armada y de seguridad tiene su propio sistema de inteligencia y justamente lo que yo veo entre los integrantes de esta Mesa es que la mayoría tienen alguna relación con estos organismos internos que durante todos estos años han reunido información fundamentalmente de inteligencia interna. Es decir, movimientos sociales, dirigentes, personalidades. Así es que los dos más grandes atentados que hubo en la Argentina durante la democracia, la AMIA y la Embajada de Israel, no los pudieron prever. No tenían ninguna información y da la casualidad que gran parte de estos integrantes tuvo relación con el gobierno de la Alianza y el gobierno de Macri.

Los objetivos que ellos se plantean son poner en el debate público el rol de las fuerzas armadas. Segundo hablan de la familia militar, la familia policial. Esto viene de antaño, nosotros heredamos históricamente el sistema burocrático del imperio español donde las corporaciones tenían su fuero personal, el último de los fueros reales fue el militar, derogado en 2007 con el Código de Justicia Militar con el cual los militares juzgaban a sus propios camaradas en términos de las ilegalidades o delitos que cometían.

Por último lo que denomina los intereses comunes convergentes, es una vieja discusión del año 85' - 86' cuando se sancionó la Ley de Defensa Nacional, que puntualmente está vigente con los objetivos de mantener la custodia de la seguridad en manos de las Fuerzas de Seguridad (policía, gendarmería, prefectura) y la defensa con las Fuerzas Armadas (ejército, marina y fuerza aérea). Estas estaban unificadas en la dictadura militar, tenía que ver con lo que ellos denominaban el “enemigo interno''. Por eso Alberto Fernandez dice, "Son una rémora del pasado", todavía siguen presionando por la unificación. Ahora la pregunta es cuándo un problema de seguridad afecta la defensa nacional, porque no es lo mismo un tipo que va a robar con una moto, que un grupo económico especule contra el Banco Central para movilizar el tema del cambio en favor de sus intereses.

El otro tema tiene que ver con la recomposición salarial, ahí se mezclan intereses que tienen que ver con lo salarial, político, simbólico, varias cosas que expresan este malestar y son utilizadas políticamente por las fuerzas contrarias al desarrollo nacional.

-¿Lo relacionas con las protestas sediciosas en la Quinta de Olivos?

Lo de la Quinta de Olivos es realmente incomprensible. Es una barbaridad ajena a toda constitucionalidad. Por eso digo que hay grupos que tienen una pretensión política, otros salariales, de satisfacción de la vocación porque ven que no tienen elementos, no tienen equipamiento, misiones y funciones, y están viendo si rasguñan alguna función al exterior para conseguir unos mangos. Todo eso se mezcla y se quiere generar un estado de malestar que quiere ser expresado organizativamente por estos sectores. Ahora, los tipos que están al frente de esto no son unos pobrecitos que reclaman por su salario porque la mayoría tienen antecedentes, son empresarios, abogados, están bien económicamente y tienen pretensiones políticas respecto a este movimiento.

-El ministro de Defensa, Agustin Rossi, lo llamo una conspiración. ¿Qué trascendencia crees que puede tomar este sector, crees que debería preocuparnos?

Carlos Marx escribió un libro que se llama el 18 Brumario de Luis Bonaparte y en el prólogo él dice que la historia se repite siempre como tragedia o como comedia. Si esto es una conspiración es realmente simpática, una comedia, porque son la mayoría retirados. Me parece que el gobierno lo que tiene que observar es una política integral de lo que significa el fenómeno de las fuerzas armadas y mirar sobre todo abajo, en la tropa y no en estos retirados que ya están fuera de juego. Me parece que hay que mirar ahí, y sobre todo en las misiones que tienen las fuerzas armadas y las fuerzas de seguridad en la región argentina. Teniendo en cuenta que tenemos un territorio en disputa, no sólo el de Malvinas sino el de la Antártida, serios problemas de información de control del territorio en varios lugares, extranjerización de tierras, ocupaciones ilegales... todo el mundo habla de las tomas de tierra por vivienda y vemos como en la Patagonia se fraguan escrituras para propietarios extranjeros que van ocupando nuestro territorio, eso es un problema de seguridad. Pero esos problemas justamente no aparecen en este tipo de planteos. Ellos quieren debatir, bueno, pero debatamos todo. No una agenda acotada que da La Nación, Clarín, Infobae.